1. Introducción: En medio de la Cuaresma, como suele ser frecuente, celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor. 9 meses justos antes de celebrar su Nacimiento celebramos su Santa Concepción en el vientre purísimo de la Virgen María. El pasado día 15 de este mes , martes de la 1ª semana de Cuaresma, la primera lectura del profeta Isaías me pareció que era una poética descripción de lo que la Anunciación supone para el mundo: la Palabra de Dios viene a hacer su voluntad y volverá a Dios después de cumplirla y llenar la tierra de frutos. Os la ofrezco a continuación pues creo que puede ser un buen texto para meditar teniendo presente el gran misterio que celebramos hoy:
Esto dice el Señor: «Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y sólo regresan allí después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi encargo». (Isaías 55,10-11)
2. Oración preparatoria hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
3. Petición: Santa María, ayúdame a decirle a Jesús en mi vida: “Hágase en mí según tu palabra” Que sea en mi vida lluvia benéfica en mi ambiente, otro Jesús para llenar de frutos la tierra.
4. Composición de lugar: Contemplar a la Virgen que recibe la visita del ángel. Contemplar la casa de Nazaret donde recibe el mensaje, lo que estaba haciendo entonces, su atención al escuchar, ver su turbación al oír el anuncio y cómo reflexiona y decide, abandonada y llena de confianza en el poder de Dios.
5. Puntos para orar:
a. Leer despacio, o repetir mentalmente, si sabemos el pasaje de memoria, cada uno de los versículos del evangelio del día. Allí donde halle gracia allí detenerme y no tener prisa por pasar adelante en la lectura.
b. O bien, leer el pasaje del profeta Isaías en que compara la palabra del Señor con la lluvia benéfica mientras contemplamos con los ojos de la imaginación a la Virgen después de haber recibido la visita del ángel. La Palabra de Dios es Jesús mismo. Como la lluvia que empapa la tierra, el Verbo de Dios se ha empapado de humanidad. El fruto de su Encarnación en el mundo, lo mismo que la lluvia es dar la semilla del evangelio que fructifica en nuestra fe. El pan para el que come es la Eucaristía que nos deja Jesús después de su vida terrena y que nos da fuerzas para vivir nuestra vida cristiana. El texto del profeta pienso que está lleno de sugerencias y enseñanzas
6. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de Dios y Madre mía, ayúdame a decirle a Jesús en mi vida: “Hágase en mí según tu palabra”.
7. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.
Cuadro: “La Anunciación” Pedro Berruguete (Paredes de Nava. Palencia 1450-1503) (Cartuja de Miraflores. Burgos) |