Este domingo, festividad de Pentecostés. Venimos preparándonos a lo largo de esta semana para atraer sobre nosotros el Espíritu de Dios: Luz, Fuerza y Amor. E intensificamos esa preparación y súplica acudiendo en nuestra oración de mañana a los místicos, aquellos que arrebatados por el Amor pueden llegar a comprender que hay música que puede sonar callada y soledad que puede resultar sonora. De su mano supliquemos con el corazón abierto:
Cálida Llama
que penetra mi alma,
amoroso Huésped,
ven, Espíritu, y desciende.
Viento perdido
que mi ser escrutas,
dulce Consolador,
ven, Espíritu, y desciende.
Agua cristalina
que mi sed apaga,
eterno Manantial,
ven, Espíritu, y desciende.
Dulce Rocío
que mi corazón bañas,
renovadora Fuerza,
ven, Espíritu, y desciende.
Dádiva eterna
que mi anhelo colmas,
infinito Don,
ven, Espíritu, y desciende.
Indeleble Sello
que en el Amor me marcas,
insondable Huella,
ven Espíritu y desciende.
Ven, Espíritu Santo,
ven y colma mi alma
con el don de tu presencia.
Enciende mi corazón
con la fuerza de tu Llama.
Ven y penetra mi ser
con el Rocío de tu gracia.
Ven y llena mi vida
con la fuerza de tu amor.
Espíritu Santo, ven
y sobre mí desciende.