6 junio 2011, lunes de la séptima semana de Pascua – Puntos de oración

Presencia de Dios:

Nos disponemos a orar, a ponernos frente a Dios, bajo su mirada. Queremos orar con un corazón abierto, con todo nuestro ser. Si nuestro corazón está con Dios, se seguirá todo lo demás, sabremos lo que tenemos que decirle y lo que tenemos que hacer.

Despójate del no-ser, y del parecer para hacer surgir ante Dios el fondo de tu corazón. Tu ser es tu esencia, vales mucho más que tus palabras, tus pensamientos y tus obras. Entrega a Dios tu ser, despojado de todo poseer y de todo obrar.

La oración, como la amistad, es una alegría gratuita. No debes buscarla por sí misma. Debes estar a la espera, pobre y desprendido, para ser digno de recibirla. Orar pertenece al orden de la gracia. Si pasas toda tu oración deseando a Dios, sin querer captarlo, puedes estar seguro de que se ha derramado una gran gracia sobre ti, pues no desearías a Dios si no estuviese presente y actuando en lo más intimo de ti para suscitar este deseo.

Puntos para la Oración:

  • “Les impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.”

Recientemente el Papa Benedicto XVI nos invitaba de nuevo a conquistar la santidad. La define como la plenitud de la vida cristiana, que no consiste mas que en estar unido a Cristo, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos. La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por la fuerza con que el Espíritu Santo modela toda nuestra vida.

¿Soy consciente de la acción del Espíritu Santo en mi vida?

El Espíritu Santo es la 3ª persona de la Santísima Trinidad, es la Persona que no vemos pero sin la cuál el cristiano no puede ver ni conocer a la persona de Cristo.

Los santos, y todos nosotros, por la acción del Espíritu Santo estamos llamados a seguir a Cristo. No podemos hacerlo por nuestras propias fuerzas, por nuestras acciones.

Es el Espíritu Santo quien nos anima desde nuestro interior, es el que, si le dejamos, nos irá transformando interiormente, para que cada día nuestro corazón y toda nuestra persona no busque otra cosa más que amar a Dios y nuestros hermanos.

Te invito a invocar diariamente al Espíritu Santo dándole libertad para que guíe cada acción, cada paso de tu día a día. Déjate sorprender por la acción del Espíritu Santo en tu vida.

  • “En el mundo tendréis luchas, pero tened valor”

“No tengáis miedo”, ¿qué nos puede alejar del amor de Dios?

“No tengáis miedo”, ¿qué nos puede pasar si tenemos a Dios en nuestro corazón?

“No tengáis miedo”, en la lucha de cada día El Señor no nos deja solos.

“No tengáis miedo de tender hacia lo alto, no tengáis miedo de que Dios os pida demasiado. Dejémonos guiar en todas las acciones de la vida cotidiana por su Espíritu, por su Palabra, aunque nos sintamos pobres, inadecuados, pecadores, Él cuenta así con nosotros para ser testigos de su amor en este mundo. Dejemos que Él nos transforme según su amor.

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