Las lecturas de hoy nos hablan del trato entre los hermanos.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten, dice Jesús.
Que no hay disputas entre nosotros dos, dirá Abraham.
Sí, la convivencia no es fácil, y muchas veces surgen problemas y disputas entre los mismos seguidores del Señor. Y sin embargo sabemos que no debe ser así, que Dios no lo quiere en absoluto. Que no hay nada que entristezca más el corazón de un Padre que ver pelearse a dos de sus hijos.
Por eso las lecturas de hoy son una llamada a ver con mirada de fe los problemas que surgen entre nosotros.
- ¿Con quién estoy enfadado? ¿Con quién tengo una pelea o una disputa? ¿A quién estoy tratando de una forma que no trataría así al Señor?
Este puede ser el tema de mi oración hoy.
Y una vez descubiertas esas reyertas, pensar en cómo Dios me contempla, como Dios nos contempla. En su corazón herido, traspasado en l a Cruz.
¿Viendo así a Cristo, no seré capaz de perdonar?
Y sacar un propósito concreto para mi vida hoy.
Quizás ha llegado la hora de reconciliarme con alguien en este día. Basta una llamada, una oración, un momento de conversación para pedir perdón y regalar perdón. Para abrazar y dejarme abrazar por el hermano... y en él, por el mismo Dios.