Con el evangelio de hoy cerramos el capítulo 7 de S. Mateo, que hemos venido escuchando o leyendo desde el pasado día lunes. Vamos a recopilar los temas, haciendo una pequeña síntesis del mismo.
- La conducta del creyente (7,1-12)
- No juzgar al prójimo (7,1-5).
- Respeto por las cosas santas (7,6).
- Eficacia de la oración (7,7-11).
- La regla de oro (7,12).
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- La santidad del creyente sometida a pruebas diversas (7,12-29)
- La prueba de la negación propia (7,13-14).
- La prueba del fruto espiritual (7,15-20).
- La prueba de la constancia o de la obediencia (7,21-29).
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Una vez recordado lo que hemos visto a lo largo de la semana, nos fijaremos en el evangelio de hoy, que como indicábamos, es el broche con el que se cierra ese capítulo 7 de S. Mateo.
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La prueba de la constancia o de la obediencia
I. Falsas expectativas (vv. 21-23)
21. “No todo el que me dice “Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
22. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”
23. Entonces yo les declararé: “”Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.
- Estos párrafos nos ponen de manifiesto un nuevo peligro en el seguimiento de Jesucristo, el autoengaño.
- No todo el que (v.21). Esta introducción del versículo admite que también los verdaderos siervos del Señor dicen y hacen cosas maravillosas, pero también sus prioridades pueden ser otras…
- Entrar en el reino (v. 21) equivale a entrar y a caminar por el camino angosto.
- Hemos profetizado.., hemos hecho (v.22). Aquí podríamos encuadrar a los activistas. Pronunciaron palabras, llamaron a Jesús, Señor, Señor. Realizaron muchas obras... Juzgados por los “frutos” exteriores, podríamos concluir que son verdaderos gigantes del espíritu.., pero…
- La confesión abierta de Jesucristo sobre estos tales es realmente triste…
- Nunca os he conocido. Significa que nunca tuvieron una relación personal con Cristo…
- Alejaos de mí. Es la sentencia reservada para los no creyentes…, para los enemigos del reino…
- Obradores de iniquidad. Iniquidad es aquí la clave de interpretación. Son aquellos que obraron sin ley, o transgrediendo la ley más elemental, la de la caridad… Vivieron en la mentira, se engañaron a sí mismos, establecieron su propia justicia. De nuevo viene a nuestra memoria ese versículo de 1 Sam. 16,7: “Pero el Señor dijo a Samuel: “No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón”.
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II. Modos de edificar (v. 24-27)
- También S. Lucas registra esta parábola de los dos constructores, con la cual Jesús concluye el Sermón.
- La parábola es “un relato terrenal que ilustra una verdad celestial”
- Los relatos parabólicos tienen la virtud de ser breves, fáciles de recordar y parten de algo ya conocido por el público que escucha.
- Es importante que seamos capaces de descubrir el mensaje central que encierra, y que no nos vayamos por los detalles que dispersan…
- ¿Cuál es el mensaje central en esta parábola? La obediencia es fundamental en el seguimiento de Jesucristo. Es decir a una manera correcta de pensar.., le correspondería una manera correcta de actuar. El oír el evangelio, debe llevarnos siempre al hacer como hemos oído…, no como nosotros interpretamos según gustos o caprichos personales…
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- Los dos constructores representan dos tipos de personas en la vida.
- Ambos usaron el mismo material y los mismos planos…
- Ambos oyen.
- Ambos enfrentan las mismas pruebas.
- Ambos tienen las mismas oportunidades….
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- Nadie podía establecer la diferencia entre sus dos casas…, pero si entre las dos personas…
- Uno era prudente, previsor, cuidadoso…
- El otro era insensato, imprevisor, descuidado…
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- Los cimientos no suelen ser visibles al ojo humano, pero las pruebas nos revelan la clase de cimiento sobre el que hemos edificado la vida…
- Y cuando viene la tempestad, los tiempos de la prueba, la casa que no está cimentada en la roca se derrumba y cae.
- El verdadero cristiano edifica su vida sobre la roca que es Jesucristo: “Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.” (1 Cor.3,11).
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- Jesucristo cierra este grupo de enseñanzas básicas de la misma manera que concluye
- 7,28: “Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza”
- 11,1: “Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y proclamar en sus ciudades.”
- 13,53: “Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.”
- 19,1: “Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.”
- 26,1: “ Cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus discípulos:”
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- “Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.”
- La reacción de las multitudes que le escuchaban era muy favorable…
- De hecho estaban admiradas, maravilladas… Es decir habían sido “golpeadas en su interior” por las palabras que escuchaban de El… ¡Luego le entendían…!
- Y es que “les enseñaba con autoridad” es decir: con derecho, con libertad y poder, con energía y eficacia, con un dominio absoluto en todo aquello que les decía…
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Si recorremos la Sagrada Escritura con cierta atención, nos daremos cuenta de que la piedra de toque siempre ha sido la obediencia en las pruebas...
La multitud rescatada de la esclavitud de Egipto, quiso regresar a su lugar de cautiverio, cuando tuvo que atravesar, no el Mar Rojo.., sino las pruebas interiores de la confianza, el abandono y la obediencia...
No fueron pocos los que abandonaron a Pablo en su tiempo de necesidad…
Sin embargo también resplandecen los ejemplos y los testimonios de personajes que sí obedecieron, y esto a pesar de sus miserias y limitaciones personales, porque estaban edificados sobre la Roca.
Un cristiano de verdad se prueba, no cuando escucha, sino cuando pone por obra lo escuchado...