3 noviembre 2011. Jueves de la XXXI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En estos días la liturgia nos invita a orar por los difuntos afrontando el tema de la muerte. La vida presente es una vida que pasa y a nuestro lado está Jesús que es la resurrección y la vida. En el trance final Jesús va también a nuestro lado y lo convierte en un encuentro definitivo con él. “Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor.” El señorío de Cristo es universal.

Este señorío de Cristo se manifiesta ante todo en su misericordia. El capítulo quince del evangelio según san Lucas está dedicado todo él a esta realidad. Su solicitud por sacarnos de la muerte no tiene medida, es personal y constante. Jesús espera de nosotros un solo gesto para desenredarnos de las espinas y cargarnos sobre sus hombros con gran alegría. “El Señor es mi luz y mi salvación”.

“Ante mí se doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua”. Hoy, en nuestra oración doblemos nuestra rodilla ante Jesús y nuestra lengua le alabé con amor pues se humilló bajando hasta la muerte para elevarnos hasta el corazón del Padre de los cielos.

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