Ojalá que en este domingo busquemos un momento tranquilo para estar a solas con el Señor. Sin prisas y en un lugar sin mucho ruido, quizá en el campo donde hoy mejor se entienden los textos de la Eucaristía. Podemos hacer la oración de modo muy sencillo recitando lentamente las palabras del Salmo 22. Que se vayan posando en nosotros sus palabras, ayudándonos de la imaginación podemos visualizar la senda por donde camino, la fuente que calma mi sed, la seguridad que me trasmite la mano fuerte de Jesús.
Ojalá al final de la oración pueda estar en el grupo de los que han amado, sin quizá saber muy bien a quien, pero con un corazón generoso y confiado.