Curación del paralítico (Mc 2, 1-12)
“Dichoso el que cuida del pobre y del desvalido” en el Evangelio de este Domingo encontramos un buen ejemplo de ello.
Este precioso milagro nos mete de lleno en nuestra oración, pues nos impulsa a acercarnos a Jesús para ser curados de nuestras enfermedades y perdonados de nuestros pecados.
Son muchos los aspectos a señalar de esta escena, que es gráfica y sugerente. Nos vamos a quedar con dos para que nuestra oración n o se disperse demasiado.
Primero:- La imaginación de los que tienen fe. Se dice que la casa estaba a rebosar. Eran muchos los que habían acudido a escuchar al Señor. Ya no cabía ni una aguja.
Pero aquellos hombres, lejos de desanimarse, encontraron un nuevo camino. El que ama no se atasca en las dificultades, sino que es siempre original y creativo. La imaginación para encontrar una salida cuando todas las vías parecen cortadas y la audacia para llevarla a cabo son cualidades de las almas que están llenas de Dios, y su fe no se amilana.
Cuando Jesús cura al paralítico, nos dice el Evangelio que lo hace por la fe de ellos, es decir, de los amigos. Hoy sigue siendo así y Dios obra muchas cosas gracias a la fe de otros.
También es bueno este rato de oración para considerar las gracias que hemos recibido nosotros por las acciones y oraciones de otros.
Segundo.- La multitud que rodea a Jesús y que impide acercarse al paralítico. No obran de mala fe, pero estorban. Aunque algunos de ellos mantenían otra actitud, pues había allí unos escribas que estaban sentados. Estos estorbaban porque ocupaban más sitio y porque su actitud era de crítica y sospecha hacia Jesús. Están junto a Jesús físicamente, pero a miles de kilómetros de distancia espiritual. Ocupan un lugar, pero no dejan que los demás se acerquen a la salvación.
Revisemos cual es nuestra posición ante Jesús y la Iglesia. Podemos estar taponando inútilmente la puerta.
La pertenencia a la Iglesia comporta abrirse continuamente a la acción del Espíritu Santo. Es lo que anuncia el profeta Isaías en la primera lectura: “No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo, mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando ¿no lo notáis?”
La Iglesia está viva y hay que estar muy atentos a su caminar.
Caminemos como María, al lado de Jesús y siendo puerta de acceso a la salvación del Señor.