Petición: Que sienta, Señor Jesús, tu poder y tu misericordia.
Ideas para la oración: Los judíos coetáneos de Jesús no podían resistir un lenguaje tan fuerte en el que él se hiciese igual al Padre, en el que el Padre estuviese actuando en el mundo por medio de Jesús. Si no fuese verdad sería un despropósito, algo de locos. ¿Podemos imaginar que alguien que conozcamos, del barrio, de la familia, de mi clase, un día dijese cosas como éstas?
- Los muertos oirán mi voz, y los que la hayan oído vivirán.
- Yo dispongo de la vida. Doy la vida a los que quiero.
- Yo voy a juzgar a toda la humanidad.
Si un vecino nuestro hablase así seguramente nos alarmásemos un poco. Así que no es de extrañarse lo que les pasó a los judíos.
Para orar: Señor, que yo no me escandalice de ti. Que crea en tu poder sobre mí. Que te acoja verdaderamente como mi Dios y mi Señor. Ahora y cuando te vea maltratado, rechazado, humillado hasta la muerte y muerte de cruz.
Que también yo haga no mí voluntad, sino la del Padre, para que, en mí, como tu dices al inicio de este fragmento, el Padre siga actuando y tú sigas actuando.
Señor, que estés vivo en mí, actuante, rey y juez de mi vida.
Coloquio: Hablo con el Padre de los cielos, y le pido que él me hable de su hijo, del amor que él ha puesto en Cristo. Del poder que le ha conferido, de quién es para Él su Hijo.
Y yo le respondo diciéndole que también yo quiero que Jesús sea todo eso para mí, que me preste su corazón para amarle. Que, como nos decía Abelardo, los dos se amen entre sí dentro de mi corazón.