En las lecturas de estos días vemos cómo se va adensando el hostigamiento sobre Jesús. Aunque Jesús no aparece directamente en el evangelio de hoy, todas las lecturas nos hablan de Él. Pidamos luz al Espíritu Santo para penetrar en los sentimientos del Señor, que nos muestran las lecturas en los días previos a su pasión, muerte y resurrección.
1. “Yo, como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban”. La primera lectura y el salmo recogen los sentimientos de Jesús ante la persecución, amenaza, hostigamiento y acoso de sus enemigos. Éste es el cordero manso, llevado al matadero, por los enemigos de ayer y de hoy, que buscan eliminar a Jesús y a todo lo que se relacione con él. Algunos querían prenderlo. Planean sin dar la cara, confabulan hipócritamente.
¿No nos hemos visto alguna vez –o nos vemos actualmente- hostigados por los que buscan nuestro mal: rodeados de persecuciones e interpretaciones torcidas de lo que hacemos o decimos? La persecución más dolorosa es la que nos ataca por la espalda, tramada por quienes aparentan querernos. Como Isaías, que no sabía los planes homicidas contra él.
2. “Señor Dios mío, a ti me acojo”. Isaías y el salmo nos enseñan cómo hacer frente a las amenazas: orando al Señor, encomendándole nuestra causa: Sálvame, que no me atrapen… Mi escudo es Dios. Que quede resonando a lo largo de la oración y de todo el día esta súplica: Señor Dios mío, a ti me acojo. Si es así, ¿qué temeré? ¿Quién me hará temblar?
3. “Surgió entre la gente una discordia por su causa”. Jesús está en boca de todos, pero no todos se acercan a ¨Él de la misma forma. Por ello surge la controversia. El evangelio nos presenta hoy distintos tipos de personas y sus opiniones sobre Jesús. Contemplemos la situación y veremos que se parece mucho a la actual. Unos creen en mayor o en menor medida en Jesús: Éste es de verdad el profeta; éste es el Mesías. Pero otros, no están dispuestos a aceptarle, y esconden sus prejuicios tras el conocimiento, la “ciencia”, representada en la Escritura: ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que vendrá de Belén? Un tercer grupo está representado por los guardias. Están a medio camino: “embaucados” por las palabras de Jesús, pero al servicio de los que se oponen a Él. Luego vienen los sumos sacerdotes y fariseos, llenos de furia contra Jesús; harán lo que sea para que el Señor no les derribe de su posición dominante, crítica contra los que no son como ellos (recordemos la parábola del fariseo y el publicano). Llegan a decir: Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos. Por último encontramos a Nicodemo, seguidor de Cristo en secreto…
Preguntemos en la oración: ¿quién eres Señor? Y preguntémonos: ¿Dónde me sitúo ante ti? ¿Hasta qué punto estoy dispuesto a identificarme contigo, a seguirte y a anunciarte? ¿Me atrevo en mi ambiente a decir quién eres? ¿O soy como Nicodemo?
4. “Jamás ha hablado nadie como este hombre”. Contemplemos a Jesús pronunciando las bienaventuranzas, o enseñando el padrenuestro, o la parábola del hijo pródigo… ¡Cómo reaccionarían los oyentes a sus palabras! Este es de verdad el profeta. Jamás ha hablado nadie como este hombre. ¿Y nosotros? ¿Cómo respondemos a sus palabras?
5. “Y se volvieron cada uno a su casa…” Contemplemos de nuevo los cinco tipos de personas. ¿Cómo se ven afectados después de manifestar la opinión que tienen de Jesús? Los fariseos, seguirán buscando a Jesús, pero para prenderle; Nicodemo, sin embargo, seguirá intentando salvar a Jesús, pero a escondidas; los guardias, seguirán entre la fascinación por Jesús y el sometimiento a los sumos sacerdotes ¿Y la gente? Para la mayoría su simpatía o sus prevenciones hacia Jesús no cambian su vida. Al final cada uno se vuelve a su casa… y para ellos todo sigue igual
¿Y nosotros? ¿Cómo volvemos a nuestra casa después de la oración? ¿Jesús nos ha cambiado en algo? ¿Deseamos identificarnos con Él, le ofrecemos todo nuestro ser para que siga viviendo nuevamente encarnado en este mundo actual?