28 marzo 2012. Miércoles de la quinta semana de Cuaresma – Puntos de oración

Podríamos empezar la oración de hoy con aires musicales. En la primera lectura se hace una descripción de instrumentos musicales que han de preceder a la abjuración de Sidrac, Misac y Abdénago. Pero estos valientes, hombres de fe en Dios, se dejan de músicas y son coherentes con lo que creen. “El Señor, nos librará, pero si no lo hace… no adoraremos a otros dioses”.

Y ellos, que no se han dejado llevar de las músicas de la tentación, hacen su propia música, cantando salmos “a capella” con los propios ángeles, o al menos con uno de ellos que los acompaña entre las llamas. Podríamos meditar en este pasaje sobre el asunto de estar entre las llamas del mundo sin quemarse. La fórmula para conseguirlo es estar metidos en Dios: alabándole siempre, en todo lo que hacemos, y estar en compañía de su corte celestial, teniendo tan buenos amigos.

En un segundo momento de la oración podemos escuchar a Jesús que nos habla de la libertad. Bonito tema para la oración y para la vida. “La verdad os hará libres”. Meditar cada mañana en cuál es la verdad del hombre nos acercará a dicha libertad. Y la única verdad es que “el hombre ha venido al mundo para alabar y bendecir a Dios y mediante esto salvar el alma” (¡qué razón tenía San Ignacio!). Así lo hicieron nuestros amigos: Sidrac, Misac y Abdénago, alabar a Dios, al verdadero Dios, incluso en los momentos en que hacerlo les costaría la vida.

Y Jesús, con el diálogo-disputa con los judíos sigue explicando lo que significa la verdad del hombre. “Quien comete pecado ese es esclavo” Esta la verdad, el que se deja llevar por la pendiente del pecado ya no es libre de su destino puesto que irremediablemente caerá por ella. Ese el tema para todo el día de hoy. No cometer pecado.

Oración:

(Lo bonito sería ampliar esta oración cada uno con las palabras que a cada no le salgan. Dedicar un rato a dejar fluir del corazón estas frases de alabanza y confianza en Dios).

¡Ayúdame, Señor, a no caer en la tentación de adorar a otros dioses! ¡Líbrame, Señor, del mal y del Maligno! Que aunque me adornen con instrumentos musicales el pecado no me deje llevar por él, sino que me limite a cantar “austeramente” los salmos de alabanza y de bendición a ti: “A ti, gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres…” quiero estar limpio ante ti, Señor, para poder contemplar tu rostro. Dame la fortaleza, junto a los demás cristianos, aunque tengan nombres raros como los de hoy, para juntos vencer la tentación y ser coherentes con la fe que profesamos. Que tus santos ángeles nos acompañen en la lucha…

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