Oración preparatoria
Desde nuestra oración habitual, que todas nuestras intenciones y acciones de hoy sean para la gloría y alabanza del señor, nos abrimos a la palabra de Dios de hoy que nos dice en la primera lectura: “oíd la palabra del Señor, escuchad la enseñanza de nuestro Dios”. Que este sea nuestro deseo, el que abra nuestra jornada, ilumine nuestro día, y nos dirija. Comienza el día preguntándote ¿cómo me hablará hoy el Señor? ¿De qué medios y acontecimientos se servirá? Y disponte, en la oración, a escuchar. Para escuchar hay que hacer silencio.
Oración
Son muchas las enseñanzas de la Palabra de Dios en este día. Como siempre hay recomendaciones, exhortaciones, sugerencias para la vida: aprende, defiende, protege, aparta…. Hay promesas: vuestros pecados blanquearan, el que se humilla será enaltecido.
Y entre todo esto que ya ha podido captar tu atención, tres palabras destacan: Maestro, Padre, Consejero. Destacan y centran nuestra oración: Uno solo es vuestro Maestro, y vosotros hermanos; uno solo es vuestro Padre, el del cielo; uno solo es vuestro consejero, Cristo.
Maestro, Padre, Consejero. Repítelas, en un primer momento, hasta que calen en tu corazón, sin prisas. Esto es la oración contemplativa, en silencio, sin discursos, mirada de fe, escucha de la Palabra de Dios, unión con Cristo, comunión de amor (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 2715-2719)
Maestro, Padre, Consejero. Escucha, en un segundo momento, que Jesus mismo te dice: soy tu maestro, mi Padre es tu Padre, y yo tu consejero.
Déjalas que crezcan en ti y pronúncialas ya personalmente. Mi Maestro, mi Padre, mi Consejero. Eso eres tú, Señor, en mi vida.
- Mi maestro: al que atiendo, fijando mi mirada, aprendiendo lo necesario para mi vida.
- Mi Padre, el que me da aliento, seguridad, confianza en todo lo que hago, en mi camino.
- Mi consejero: al que abro mi corazón en busca de la verdad.
Para la vida
Mira hoy como vives, estate atento para descubrir otros maestros que quieren enseñarte, pero que son de los que el Señor dice, no les hagáis caso: algunos medios de comunicación, amistades, lecturas. ¡Uno solo es vuestro maestro!
Descubre en cada minuto del día de hoy, cómo confías en Dios como Padre, antes tus tristezas, tus desaliento, tus infidelidades y pecados. ¡Uno solo es vuestro Padre, en el que confiar!
Pídele hoy consejo al Señor en cada cosa que te ocurra. ¿Qué harías tú, Señor? ¿Qué debo hacer yo?
¡Que pases un buen día muy atento a la voz del Señor!