16 abril 2014. Miércoles Santo – Puntos de oración

Mt 26, 14-25  CICLO A

Al iniciar nuestra oración pedir lo que indica San Ignacio en los Ejercicios Espirituales al empezar las meditaciones de la Pasión: “dolor, sentimiento y confusión, porque por mis pecados va el Señor a la Pasión”.

            Estamos viviendo los días más santos para los cristianos y estos relatos que la Iglesia nos propone para estos días no son sólo una página del pasado que nos muestra cómo Cristo padece y muere como última consecuencia de la misión recibida del Padre. Son también  una página del presente, en la que seguimos teniendo responsabilidad.

            Hoy sigue Cristo sufriendo la Pasión, cuando no acompañamos a Cristo en nuestros hermanos que sufren, que se sienten solos, que no tienen esperanza, como lo hicieron sus discípulos predilectos con Jesús en el huerto de Getsemaní.

            Hoy sigue Cristo sufriendo su Pasión, cuando vendemos nuestra vida por treinta monedas de plata: cuando deseamos más nuestro bienestar que ayudar al prójimo, cuando preferimos la rentabilidad a entregarnos a los demás sin esperar nada a cambio, cuando vendemos nuestros mejores ideales a causas que no merecen la pena.

            Hoy sigue Cristo sufriendo la Pasión cuando utilizamos los mismos medios que utiliza el mundo, cuando  dejamos que se apodere de nuestro corazón la violencia de la crítica corrosiva y estéril: cuando no estamos convencidos de que “quien usa la espada, a espada morirá”.

            Hoy sigue Cristo sufriendo la Pasión cuando nos lavamos las manos como Pilatos; cuando no vivimos comprometidos con la causa de Cristo y su Iglesia y nos encogemos de hombros por miedo a las consecuencias que pueden seguirse.

            Hoy sigue Cristo sufriendo la Pasión cuando nos dejamos arrastrar por las modas como hicieron las turbas de Jerusalén; cuando somos uno más del montón y no aportamos a esta sociedad el mensaje liberador que Cristo vino a traer con su estilo de vida de pobreza, castidad y obediencia.

            Antes de terminar nuestra oración tened un coloquio con  la Madre Dolorosa “que nos ponga junto a su Hijo y nos alcance gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea rescibido bajo su bandera” y así “más amándole más le siga”.

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