Muy queridos todos:
Un año más nos encontramos reunidos en torno al altar para celebrar la Institución de la Eucaristía.
Todos los sacerdotes miramos al Cenáculo, como a la cuna de nuestro sacerdocio, y nos sentimos especialmente vinculados al misterio que hoy celebra la Iglesia universal, la Cena del Señor...
¡Hagamos nuestra oración creyendo que nos tuvo presentes en aquel momento...! ¡Que nos eligió por pura bondad de su Corazón.., para que estuviéramos más cerca de Él.., y para mandarnos a predicar la buena nueva del Evangelio.
Hoy solo os daré la composición de lugar y una pequeña introducción al Misterio que celebramos…, el resto debéis de ponerlo vosotros, pues como dice S. Ignacio de Loyola, "si la persona que contempla toma el fundamento verdadero de la historia, y discurre por sí misma y halla alguna cosa que explique o haga sentir un poco más la historia, es de más gusto y fruto espiritual que si el que da los ejercicios hubiese declarado y ampliado mucho el sentido de la historia..." (2ª anotación).
Contemplemos el lugar: una sala grande y espaciosa... Eso sería el Cenáculo.
Su distribución en tres mesas en forma de "u" invertida..., y en ella situados los Apóstoles.
Reparemos especialmente en la figura de Cristo: Está cansado en lo físico porque es hombre... Está triste por lo de Judas... Está angustiado porque ve inminente su Pasión y su Muerte... Pero sobre todo está ardiendo porque es Amor...
El rostro enrojecido por el cansancio y pálido por el sufrimiento... "Blanco y colorado" lo pinta la esposa del Cantar de los Cantares...
Es el Esposo Divino que se unió con los hombres: Encarnándose en las entrañas purísimas de María, y que quiere ahora entrañarse todavía más en el corazón de los Apóstoles, y de todos los cristianos..., escondiéndose en las especies de pan y de vino...
Con una inmensa emoción se adentraría en su primera Misa, al consagrar el pan y el vino.., y todo ello con inefable sencillez...
Esta primera celebración eucarística tuvo como cuatro partes:
Una primera parte que empieza con la purificación de los corazones: Lavatorio de los pies...
Una segunda parte que sigue con la Liturgia de la Palabra, con la que Cristo nos anuncia su pasión...
La tercera parte que sería la Liturgia del Sacrificio...
Finalizando con una larga conversación amorosa de acción de Gracias al Padre...
Detente en cualquiera de estos momentos y deja que tu oración fluya serena, pausada y sobre todo amorosa... Suplica que se te conceda aquello que más puedes necesitar.., para que estos días santos sean decisivos en tu vida y en la vida de muchos, que contigo celebrarán estos sagrados misterios; y no dejes de ponerte junto a la Virgen, pues a su lado, es más fácil penetrar en tan hondo Misterio...