¿Qué es la oración? La oración es la gran puerta de entrada en la fe. Quien ora ya no vive de sí mismo, para sí mismo y por sus propias fuerzas. Sabe que hay un Dios a quien se puede hablar. Una persona que ora se confía cada vez más a Dios. Busca ya desde ahora la unión con aquel a quien encontrará un día cara a cara. Por eso pertenece a la vida cristiana el empeño por la oración cotidiana. Ciertamente no se puede aprender a orar como se aprende una técnica. Orar, por extraño que parezca, es un don que se recibe a través de la oración. No podríamos orar si Dios no nos diera su gracia. (Youcat Pag. 270)
Terminamos ayer las fiestas fuertes del tiempo litúrgico con el Corpus Christi. Muchos hemos acompañado a Jesús por las calles de nuestras ciudades y pueblos. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí… Venid adoradores adoremos a Cristo redentor... Le hemos acompañado chicos y grandes. Niños vestidos con el traje de primera comunión. Le hemos recibido en nuestro corazón y hemos caminado dentro y acompañándole en la custodia.
Muchos días a lo largo del curso comenzaba las clases a primera hora. He intentado ir a misa antes de las clases para que Jesús viva más dentro de mí y me de fuerzas para ver en mis alumnos a Jesús. “Mi secreto es muy sencillo: yo rezo y mediante mi oración me hago una con el amor de Cristo y comprendo que orar es amarle, que orar es vivir con él y esto significa hacer verdad sus palabras. Orar es para mí estar 24 horas el día unida a la voluntad de Jesús, vivir para él por él y con él.” (Beata Teresa de Calcuta)
Para ello comenzamos nuestro tiempo de oración en este lunes del mes de junio.
Celebramos la Fiesta de un gran santo amigo de San Juan Bosco: San José Cafasso. Se acostumbra referirse a san José Cafasso como a un santo de la Congregación Salesiana, y eso se comprende en razón de que José era amigo íntimo y director espiritual de san Juan Bosco; sin embargo, se trata de un error: san José Cafasso fue un sacerdote secular que ayudó mucho y entendió a San Juan Bosco. Nació en el mismo lugar que fue cuna de san Juan Bosco y de otros muchos notables hombres de la Iglesia. Juan Bosco y José Cafasso se encontraron por primera vez un domingo del otoño de 1827, cuando aquél era un chiquillo vivaracho y éste un joven sacerdote. «¡Lo vi y hablé con él!», anunció orgullosamente Juan al llegar a casa. « ¿A quién viste?», le preguntó su madre. «A José Cafasso. Y yo te digo que es un santo, mamá»
La lectura: -«Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas.»
Que tu mano salvadora, Señor, nos responda, nos dice el Salmo
Eso esperamos, que nos responda el Señor en este rato de oración a nuestras dudas: de final de curso, de caridad con el prójimo con nuestros familiares, amigos, nuestras comunidades. El evangelio, corto y con mucho jugo: No juzgaras y no serás juzgado. Qué bien vemos las faltas de los demás. Fíjate como lo dice el evangelio.
Porque te fijas en la mota que tiene tu hermano y no ves la viga en el tuyo. Pedir al Señor que nos haga ver nuestras faltas o que otros nos las descubran.
Acudamos al Corazón de Jesús en su mes y digamos de ti yo si me fío.