1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
2. Petición. Hacemos nuestra la petición de la oración colecta para la fiesta de San Pelayo: “Señor Padre Nuestro, que prometiste a los limpios de corazón la recompensa de ver tu rostro, concédenos tu gracia y tu fuerza para que, a ejemplo de san Pelayo, mártir, antepongamos tu amor a las seducciones del mundo y guardemos el corazón limpio de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”
Como petición extra, para la oración y para todo el día, puede estar también pedir al Señor por la persona y las intenciones del Director General de los Cruzados de Santa María, José Luis Acebes, pues hoy es su cumpleaños. Y pidamos para todos cruzados, militantes y colaboradores el sentido de docilidad al Espíritu Santo, que pasa por el espíritu de obediencia a nuestros directores legítimamente constituidos, para que se cumpla lo que dice la Carta a los Hebreos: “Obedeced a vuestros pastores y sed dóciles, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables. Que puedan cumplir su tarea con alegría y no lamentándose, pues lo contrario no os traería cuenta” (Heb 13,17)
3. Puntos para orar: Hoy es San Pelayo. Fue un mártir de la castidad a los 15 años a principios del siglo X, en la España de la Reconquista. Nació en Galicia. Era sobrino del obispo de Tuy. Tras la derrota de las tropas cristianas en la batalla de Valdejunquera (920), fue apresado por Abderramán III junto con su tío y llevado a Córdoba como rehén. En la cárcel hizo apostolado entre los guardias y presos. El califa, atraído por su figura lo invitó a apostatar y a satisfacer sus deseos carnales. El joven se mostró valiente e intrépido ante sus requerimientos, que rechazó con vehemencia. Cuenta la tradición que le replicó al califa: "Si, oh rey, soy cristiano. Lo he sido y lo seré por la gracia de Dios. Todas tus riquezas no valen nada. No pienses que por cosas tan pasajeras voy a renegar de Cristo, que es mi Señor y tuyo aunque no lo quieras". Fue descuartizado y sus restos echados al Guadalquivir. Recogidos por cristianos piadosos de Córdoba fueron enterrados y posteriormente, en el reinado de Ramiro III de León fueron llevados a León y posteriormente a Oviedo donde son venerados actualmente en el monasterio de monjas benedictinas de San Pelayo de esa ciudad.
San Pelayo es un ejemplo de valentía y de amor a la castidad, especialmente actual en nuestro mundo, tan sexualizado y esclavizado a los placeres carnales. Es un ejemplo de valentía y fortaleza especialmente para la juventud. Es un militante cristiano que en las heroicas circunstancias de la España del siglo X supo mantenerse fiel a Cristo. Un cristiano que vivió la Campaña de la Visitación con valentía y audacia, no acobardándose ante las tentaciones del mundo y la carne y confiando en Cristo, amor de su vida. Fue un cristiano que escuchó las palabras de Cristo y edificó su casa sobre la roca que es Él.
4. Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con Jesús, Avemaría a la Virgen.
5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.