Como siempre al comenzar la oración, nos ponemos en la presencia de Dios: Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean encaminadas a tu servicio y voluntad.
En estos días, a las puertas del día de Pentecostés, invocamos al Espíritu Santo con su himno para que guíe nuestra oración: “Ven Espíritu Santo, ilumina nuestra inteligencia y mueve nuestra voluntad,”…
1.- La idea que pone el P. Tomás Morales para este día en este mes del Corazón de Jesús: Corazón de Jesús formado por el Espíritu Santo en la tierra virgen de María, nos pide nos acojamos a ese Corazón, comprensivo y lleno de ternura y de sus manos nos venga ese don, manantial de agua viva que salta hasta la vida eterna.
Guiados por este Espíritu que guió a María, seremos santos. Nos guiemos desde hoy en la oración por Él y experimentaremos sus gozos y sus dones como los recibe María, a mejor obra suya de la creación.
2.- La segunda nos la ofrece una oración de estos días de la misa. Si nos fijamos, en todos estos días, no deja la Iglesia de hacer presente al Espíritu Santo. Estemos atentos:
“Te pedimos Dios de poder y misericordia que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria”. ¡Qué atrevida y con qué fe viva dirige la Iglesia su oración! De forma directa que nos envíe su Espíritu Santo. Tiene claro su acción en nosotros que es la misma que fue en María y está segura que ocurre también en cada uno si con fe acudimos a la oración en estos días. Es quién guía a la iglesia, impulsa a los predicadores, misioneros, pone en sus labios las palabras oportunas y los gestos certeros, empuja a la fe, fecunda las aguas bautismales, se derrama por la imposición de manos, llena de gracia a María, hace unidad, alma que da vida, belleza espiritual, guía hasta la verdad, aporta su luz a todo pensamiento de la Iglesia y del hombre, es el corazón de ese Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad.
3.- La tercera la tomamos de un texto de Abe que se ha confeccionado para cada día del mes de junio como se hizo para el de mayo ante la fiesta del domingo de Pentecostés, en la que celebramos el nacimiento de la Iglesia reunida en oración con María en el cenáculo nada mejor que lo que nos dice Abe: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”. (Mt 18,3) y cuenta dos anécdotas:
Una del niño que quería darle al botón del ascensor y su madre e decía que no podía y el niño le dice: “Si tú me aúpas”. Es la confianza en la madre que nos aúpa hacia ese Corazón por medio de su Espíritu.
Y la otra parecida en la que el niño estaba como ausente de la conversación de la madre contando los problemas de los mayores y de pronto se vuelve sobre el niño y le dice “¿Y tú no tienes problemas?”. “No”- responde el niño- y le vuelve a preguntar: “¿Y por qué?” y el niño responde: -“Porque soy un niño”.
Vamos a orar con humildad, como niños, esa sencillez que lo espera todo de la Madre. Por su intercesión se lo pidamos al Espíritu Santo en estos días. ¡Cuántos problemas nos evitaríamos!