En la primera lectura san Pablo nos dice: “Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.”
En nuestra vida ha aparecido sin duda la gracia de Dios y desde entonces queremos llevar una vida sobria, honrada y religiosa. La alegría del Evangelio ha inundado nuestra existencia como nos dice nuestro Papa Francisco y esperamos con Paz la llegada de nuestro Salvador Jesucristo.
Pero… ¿Cómo llevar esa vida según Dios?
El salmo nos explica cómo:
“Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.”
Otros antes que nosotros experimentaron esto y nos lo dejaron escrito para que fuera un hito en el camino de montaña que es la vida. “Confía en el Señor y haz el bien”
Buscamos esa Felicidad con mayúsculas que solo Él nos puede regalar. “Confía en el Señor y haz el bien” y “Él te dará lo que pide tu corazón”.
Sigamos el camino trazado por Jesucristo que nos indica el Evangelio de hoy:
“¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»”
Somos unos pobres siervos que hemos hecho lo que teníamos que hacer, pero un día no muy lejano nos dirá: Ya no os llamo siervos sino amigos porque todo os lo he dado a conocer, entra el banquete de Tu Señor.
Otros entraron en el banquete de nuestro Señor antes que nosotros y nos esperan con una sonrisa en la puerta del Cielo.
“Confía en el Señor y haz el bien” y “Él te dará lo que pide tu corazón”.