Lunes de la XXXI semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

1. Filipenses 2,1-4. “Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir”.

Como nos repetía Abelardo de Armas, glosando a Cantinflas: “Amaos los unos a los otros como YO os he amado, y no ‘armaos los unos contra los otros’”.

Hoy tenemos un ejemplo bien claro y cercano, con el santo del día, San Martín de Porres, santo de la caridad total.

San Juan XXIII en la misa de canonización, 6 mayo 1962, cuando estaba a punto de inaugurarse el Concilio Vaticano II, nos dijo: “Martín nos demuestra, con el ejemplo de su vida, que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber, si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser; y si, en segundo lugar, amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos…”

El Cardenal Juan Landázuri, el 27 de mayo de 1962, en la misa celebrada en la Catedral de Lima con motivo de la Semana de festejos en honor del santo, rescató el que fue un hombre de comunión. “Pero si nuestro hermano es símbolo de unión entre el Viejo y el Nuevo Mundo, entre la estirpe europea y la africana, por el hecho de haber nacido en tierras nuestras, es también símbolo de la unidad de nuestras naciones americanas…”

Siempre se recuerda de él que hasta hizo comer en un mismo plato a perro, pericote (ratón) y gato.

2. Salmo 131,1.2.3. ¡Guarda mi alma en la paz junto a Ti Señor!

San Martín, desde niño, dio muestras de su profundo amor por Dios. Su caridad con el prójimo nacía de la unión íntima con Jesús y con María. Comentan sus compañeros dominicos que recibía a Jesús Sacramentado "con muchas lágrimas y grandísima devoción", ocultándose de todos para "mejor poder alabar al Señor". Fray Martín rezaba en su celda, en la Iglesia, ante el Santísimo Sacramento, Virgen de los Santos, en los altares del templo, en las capillas y oratorio del convento. Oraba arrodillado y echado en cruz sobre el suelo. Así Juan Vázquez de Parra, amigo suyo, nos cuenta lo siguiente: “que una noche estando este testigo recogido como a horas de las once de la noche, poco más o menos, hubo un temblor muy recio, y recalándose este testigo de lo que podía resultar, se levantó de la cama en que estaba echado dado voces y llamando al dicho venerable fray Martín de Porras, al cual halló (en su celda) que estaba echado en el suelo boca abajo y puesto en cruz con un ladrillo en la boca y el rosario en la mano haciendo oración”.

3. Evangelio según San Lucas 14,12-14.  Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres… ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte.

San Martín es el santo de la caridad que lo condujo a ayudar a todos, aun en las tareas más humildes. En la enfermería y en la portería del convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con acogedora bondad y amor a los pobres y enfermos. Si a todos los dolientes trataba exquisitamente, a sus hermanos religiosos los servía de rodillas. Quiero remarcar una de las claves de la vida de San Martín, la solidaridad, el desarrollo a todo el hombre y a todos los hombres. Os comparto una cita de Caritas in veritate que me parece que nos da la clave:

El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. (n. 79.)

Termino con la oración colecta que resume todo lo que significó y queremos del Santo

Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del cielo, concédenos la gracia de seguir sus ejemplos, para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

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