La conmemoración de Todos los Fieles
Difuntos data del año 998 y se le atribuye
a un santo abad de Cluny, llamado Odilón. La costumbre prende rápidamente en la
Iglesia, y esta la adopta como suya. Es como un fiel complemento de la
solemnidad del día de ayer de Todos los Santos. El día de hoy es menos solemne,
pero es más íntimo, pues el recuerdo va hacia aquellos, que nos son más
cercanos por parentesco, que ya han partido, pero que no sabemos si ya han
triunfado y tienen necesidad de nuestra oración. Hoy se triplican las misas,
con lo que la ayuda que se les presta es sumamente eficaz...
Recordemos en nuestra oración de hoy, como termina el Credo en su artículo doce cuando dice: "Creo
en la vida eterna" Amén.
¿Qué abarcamos con ese último
"creo" de nuestro Credo? Pues
nada más, ni nada menos, que seis verdades de Fe: 1ª El juicio particular. 2ª
El Cielo. 3ª El Purgatorio. 4ª El Infierno. 5ª El Juicio Final. 6ª La esperanza
de unos cielos nuevos y de una tierra nueva...
¿Qué os parece si oramos un poco sobre
el tema del Purgatorio? Acudamos a las fuentes de
nuestra Fe en el Catecismo de la Iglesia Católica, el cual le dedica tres de
sus números (1030, 1031 y 1032).
· Del nº 1030 la idea que destacaría es: Morir
en gracia de Dios, pero imperfectamente purificados.., supone una purificación
obligatoria después de la muerte.
· Del nº 1031 podemos ponderar: ¿En qué consiste esa purificación? Se habla de
un fuego purificador...
· Y del nº 1032 no podemos olvidar: La necesidad de los sufragios por los difuntos,
en particular el Sacrificio Eucarístico y la limosna, las indulgencias y las
obras de penitencia.
¿Que nos dicen estas tres ideas: Purificación...
Fuego... Sufragio...?
· ¡Que no basta con morir en Gracia de Dios..!
· ¡Que la purificación no va ser ni fácil, ni cómoda...!
· ¡Y qué vamos a depender de la caridad de la
Iglesia...!
Hoy es un día de caridad universal, más allá del tiempo y del espacio.., y que nos
obliga por familia, amistad o cercanía con las almas del Purgatorio...
Pero también hoy es un día para caer en la cuenta de que no podemos pasar
por esta vida dejándonos llevar del gusto o disgusto que nos causan: las
personas, las situaciones, las cosas, o los acontecimientos... Que tenemos que
llevar una vida coherente con la Fe que profesamos, y que no basta con abusar
de la Misericordia de Dios, pues tendremos que dar cuenta de ella en su día.
Mis queridos hermanos, como colofón de nuestra
oración, hagamos un magnífico regalo a nuestros fieles difuntos, obsequiándoles con una Indulgencia Plenaria.
Dice el "Enchiridion Indulgentiarum" de S.S. Paulo VI: "Se
concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a los
fieles cristianos que, el día en que se celebra la Conmemoración de todos los
Fieles Difuntos visiten piadosamente una iglesia u oratorio."
Pido a nuestra santísima Madre, que vivamos este mes de Noviembre que comenzamos
con un gran espíritu de fe, de abnegación y de renuncia. La Iglesia lo necesita
y nosotros podemos ayudarla. Que así sea.