Queda una semana para celebra el
Viernes Santo. Pidamos al Señor nos vaya preparando el corazón para descubrir
en la Cruz verdadero Dios y verdadero Hombre.
Esta es la lucha que el texto
evangélico de ayer y de hoy pone de manifiesto. Nos dice hoy el
Evangelio: “Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó:
“Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis? Los judíos contestaron: “No te apedreamos por
una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo hombre, te haces
Dios”.
Esta es la razón de odio y violencia
que se desata en estos días anteriores a su crucifixión y muerte en la cruz. No
aceptamos un dios que no sea a nuestra medida; en primer lugar no acepto la
dependencia de una persona y menos que se proclame Dios. Y como nos
molesta esta figura del Justo, que es el mismo rostro misericordioso de Dios le
queremos eliminar.
En el fondo preferimos ser nosotros
ese dios y que el Señor sea una criatura fácil en nuestras manos y que
actúe a nuestro antojo. Consecuencia. Morir en la Cruz.
¿Cuáles han de ser nuestros
deseos en mi rato de oración?
- Jesús de nuevo se escabulle de sus manos cuando intentan
detenerlo. Yo quiero desaparecer y acompañarle en silencio.
- Queremos prepararnos para permanecer junto Él.
- Contemplarle en la oración del huerto
- Repetir su oración incesante a lo largo de tres horas.
“Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad
sino la tuya”.
