Madre,
hoy es sábado, la mañana se levanta cantando tu alegría y el alma despierta
serena porque hoy es el día de Nuestra Madre.
Como no quiero alargarme simplemente un par de ideas para
la oración de hoy:
Primera. Traigamos a la oración a Nuestra Madre, pero a la
nuestra, a nuestra Virgencita de Gredos. Que hoy la oración la hagamos pensando
en Ella que bajo el hielo y la nieve soporta tempestades y frío allá en el
Circo. En verano hicimos ante su presencia promesas para el curso. A veces
parece que durante el resto del curso no nos acordamos de Ella y, sin embargo,
Ella reza por nosotros cada día desde allí. Aunque sea con el alma hagámosle
hoy una visita, contémosle qué tal nos va el curso y dejemos que nos cuente qué
quiere para nosotros.
Segunda. Mientras estamos allí orando ante su grieta en el
Circo, dar gracias a Dios por este nuevo día que se nos regala, y porque nos
permite el lujo de disfrutar de este maravilloso sábado que, sin duda, estará
lleno de la Misericordia de Dios. Demos gracias por las cosas pequeñas y
diarias que son un regalo del Señor y que no sabemos valorar. Demos también
gracias a Dios por todos esos bienes que también nos regala: nuestra familia,
nuestro trabajo, nuestros estudios, nuestros amigos,... Etc. Todo lo que
podamos agradecer es poco, al Señor habitualmente sólo le llegan quejas y peticiones.
Seamos originales y dediquemos un rato a agradecer, que no cuesta nada.
Tercera. Meditemos en profundidad las lecturas de hoy, son
de una riqueza tremenda, especialmente el salmo y el evangelio, mientras
estamos en presencia de Nuestra Virgen de Gredos. Recemos con calma el salmo,
"quiero Misericordia, y no sacrificios", "un corazón quebrantado
y humillado tú no lo desprecias". Pongamos en presencia de Nuestra Madre
toda nuestra vida, inclusive nuestras miserias, para que Ella que ha visto
pasar a tantos jóvenes delante acoja y sane nuestras heridas.
Subamos hoy también nosotros, como el fariseo y el
publicano, a nuestra catedral, a nuestro templo, a nuestro Circo de Gredos a
rezarle a Nuestra Madre que desde allí nos cuida cada día. Procuremos, eso sí,
no ser como el fariseo, sino el publicano que acude a buscar algo que no es
capaz de darse a sí mismo.
Madre, "has
convertido Gredos, en un templo gigante"