26 marzo 2016. Sábado Santo– Puntos de oración

LA APARICIÓN DE JESUS A SU MADRE
Al iniciar la oración es conveniente comenzarla con una cierta preparación externa que nos llevará a la actitud interna del conocimiento del Señor, siendo consciente de qué es lo que voy hacer y ante quién lo voy hacer.
El silencio de los evangelios sobre la aparición del Resucitado a su Madre es, desde el principio, explorado por la “inteligencia de la fe” de la comunidad creyente, testimoniada con gran riqueza, sobre todo en la Iglesia oriental.
San Ignacio recogiendo la tradición de esta “inteligencia de la fe” (la Escritura supone que tenemos entendimiento) (299) nos invita a entrar en ella meditando el misterio y explorar su sentido Pascual por medio de la participación de María en la alegría Pascual de su unión con Cristo.
El autor judío Shalom Asch en su libro “María, madre de Jesús” (1951), describe la primera aparición de Jesús a su Madre: “De repente el cuerpo de Myriam se estremeció. Vieron (los apóstoles) que sus ojos se dirigían a un punto del espacio, abiertos y mudos sus labios (...) vieron su sonrisa, sus ojos arrasados en lágrimas. Extendió sus manos temblorosas y de sus labios sonrientes salieron, dulce, tiernamente, las palabras familiares: Tinoki, tinoki –Mi niño, mi niño- (...) Los discípulos oyeron la voz que tan conocida les era: Shalom alei’hem -La paz sea contigo, madre-”.
Este pasaje literario de un autor judío prueba al mismo tiempo la continuidad de la tradición y la delicadeza que hace falta para comprender la historia de esta aparición a la Virgen y para contemplarla.
Ya san Efrén en el siglo IV escribe: “igual que la Virgen María estaba presente en el primer milagro de su hijo, así también, Ella recibió las primicias de la salida de los infiernos”. El que dude de esta aparición a la Madre, Jesús les podrá reprochar como a los dos de Emaús ¡que necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿También vosotros estáis sin entendimiento?
Os propongo hacer esta meditación que Ignacio presenta al inicio de la 4ª semana:
1º punto Pedir la gracia a Dios Nuestro Señor para que mis intenciones, acciones y operaciones sean ordenadas en servicio y alabanza a su Divina Majestad (ponerse en la presencia de Dios).
2º punto Hacer la petición de lo que quiero en esta contemplación: la gracia para alegrarme y gozar de tanta gloria y gozo de Cristo resucitado
3º punto Es ver las personas (Jesús y María) oír lo que hablan, mirar lo que hacen, cómo se manifiesta su divinidad para que yo saque fuerzas en los momentos oscuros de mi caminar.

4º punto Terminar con un coloquio con Jesús Resucitado y con su Madre.

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