Espero que te ayuden estas
palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de
oración. Dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.
Empezamos nuestra oración
invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros
corazones el fuego de tu amor”.
Te invito a que en esta
predisposición y con la ayuda del Espíritu Santo, medites con calma la palabra
de Dios que hoy nos ofrece la Iglesia. Te propongo, si te ayuda, que el hilo
conductor para llevar a cabo tu oración de hoy sea el desear amar como ama
Cristo, hasta el extremo. Este es el mes de Su Sagrado Corazón, ese corazón
traspasado por amor a nosotros y para abrirnos en él, el camino que lleva al
centro de su Amor. ¿Y cómo puedo amar como ama Cristo? En la primera lectura de
la Carta de S. Pablo a los Corintios podemos leer cómo los cristianos de
Macedonia, aún en la prueba y la necesidad, se dieron con tremenda generosidad,
se dieron a sí mismos y practicaron la caridad verdadera. Eso es amar al
ejemplo de Jesús: darte por entero y dar incluso más que a ti mismo. San Pablo
nos lo recuerda: “Nuestro Señor Jesucristo, siendo
rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis
ricos”. Esa es la Caridad a ejemplo del Señor que se hizo pobre y humilde. Para
poder amar así hay que conocer al Maestro y se le conoce en el diálogo que es
la oración. Por ello, la oración es clave, ya que con ella comprendemos y nos
asemejamos al Pastor que da la vida por sus ovejas, al Pastor perfecto. La
oración es también alabar a Dios, como nos lo recuerda el Salmo que acompaña a
las lecturas de hoy: “Alaba, alma mía, al Señor”. “Alabaré al Señor mientras
viva, tañeré para mi Dios mientras exista”.
Ya tenemos dos claves para amar como ama Jesucristo,
la caridad y la oración. En el Evangelio se nos recuerda también esto: “Amad a vuestros enemigos, haced
el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”. Eso
es amar al estilo de Cristo, hasta el extremo, hasta la incomprensión. “Así
seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo” y como quiere el Señor: “sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
Sagrado Corazón de Jesús, ayúdame
a comprender el amor tan grande que me tienes y ayúdame a negarme a mí mismo
para darme a lo demás como tú lo haces. Madre querida, ayúdame a acercarme cada
vez más al corazón traspasado de tu hijo, del cual mana agua que me purifica y
me da vida.
Sagrado Corazón de Jesús en vos confío, dulce corazón de María sed mi salvación.