En estos días estamos moviéndonos
entre grandes fiestas cristianas: Pentecostés, Santísima Trinidad, Corpus
Christi. Por eso es fácil invocar al Espíritu Santo y pedirle ayuda para hacer
este rato de oración. En muchos lugares se sigue celebrando el jueves 3 la
fiesta del Corpus y los demás la celebraremos el domingo. Ponte en la presencia
del Señor y prepárate para amar mucho en este rato de oración.
En el texto que la Iglesia nos
propone para la misa de hoy, un escriba le pregunta al Señor: ¿Cuál es el
primer mandamiento de la ley? Y, Jesús le contesta sin dudar: “El primero es:
“Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu
ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Juan, en una de sus cartas nos
ofrece la mejor definición de Dios: “Dios es amor”. Así de sencillo y, a la
vez, así de grande es esta expresión. La esencia de la divinidad es amar.
En un texto del Génesis aparece
que, en el momento de la creación del hombre, Dios nos hizo a su imagen y
semejanza. Hay algo esencial en el hombre que es similar a Dios: Eso es la
capacidad que tiene el hombre de amar. Por lo tanto, cuanto más amamos, más nos
parecemos a Dios, más nos hacemos dioses. Por esto el ser humano tiene que
comprender que ha sido creado para amar; para amar a Dios en primer lugar, pero
también para amar a los demás. A tus padres, a tu marido, a tu mujer, a tus hijos,
a todos los que te rodean y generalizando a todos los hombres que existe ahora,
que han existido y que existirán hasta el fin de los tiempos.
El amor es lo que nos hace más
hombres también porque nos eleva a la mayor dignidad que puede ser levantado el
hombre: Ser hijo de Dios. A su vez el odio nos deshumaniza y nos quita la
esencia de nuestro ser.
Por eso pásate este rato de
oración haciendo actos de amor a Dios. Dile a Jesús lo mucho que lo quieres, y
díselo con insistencia, que se lo crea de verdad. También vete repasando a
todas las personas con las que te vas a encontrar hoy y haz un acto de amor por
ellas, reza por ellas y pídele al Señor por esas personas; sobre todo por las
que piensas que te llevas peor.
Y ahora viene el momento más
importante de la oración de hoy: déjate amar por Dios. Ofrécete como objeto de
su amor y siente de cerca que Dios te ama. Si eres capaz de sentir el amor de
Dios serás feliz y, lo más importante, harás feliz a Dios. Aunque no te lo
creas Dios necesita desarrollar su esencia amando a los hombres; pero que pocos
se dejan amar por Dios.
Termina tu rato de oración pidiéndole a la Virgen que te enseñe a dejarte amar como Ella y que también te enseñe a amar como Ella ama.