5 junio 2021, sábado de la 9ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

Después de acostado, ya que me quiera dormir, por espacio de un avemaría pensar a la hora que me tengo de levantar, y a qué, resumiendo el ejercicio que tengo de hacer (san Ignacio).

 Al día siguiente: iniciaremos nuestro rato exclusivo con el Señor, poniéndonos en su presencia y recordando la oración preparatoria de san Ignacio: Pedimos gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.

Del texto de la primera lectura de Tobías tomo el final: Pero ya es hora de que regrese al que me envió. Vosotros, bendecid al Señor y divulgad sus obras maravillosas (Tob 12, 20). Tobías percibe el don de Dios, quiere agradecérselo a su mensajero Rafael y este le viene a decir que el mejor agradecimiento es divulgad las maravillas con las que Dios te ha bendecido. Encontramos aquí los tres elementos que constituyen la experiencia de Dios: conocimiento experimental del don de Dios, amor de agradecimiento que se produce y disposición de servicio al Señor que se sigue.

El salmo es el cántico de Tobit por los beneficios concedidos a él y a su pueblo en el destierro. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Dios es digno de ser bendecido hasta en el cautiverio, en ese momento Dios también muestra su Misericordia.  Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. (Tob 13.8).

El evangelio nos muestra a una pobre viuda que da, no de lo que le sobra sino de lo que para ella sería imprescindible. Una mujer que pasaría desapercibida, se acercó silenciosamente al arca de las ofrendas y echó dos reales: ¡todo lo que tenía para vivir! Esta mujer es un santo de la puerta de al lado, nos enseña con su acto lo que es el amor, de forma más evidente que todas las argumentaciones escritas que podamos consultar a lo largo de nuestra vida.

Reflectamos sobre nosotros, como diría Ignacio, preguntémonos: ¿Cómo es mi generosidad? ¿Solo doy de lo que me sobra? ¿Qué siento que me pide Dios? ¿Hay sintonía entre lo que he recibido del Señor y mi respuesta? Consideremos estas cosas en nuestro corazón, hagamos coloquio de ellas con el Señor.

San José enséñanos a hacer oración, cuida de nuestra perseverancia. 

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