23 junio 2021, miércoles de la 12ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

En las lecturas de la liturgia de este día nos encontramos con el primer libro de la Biblia, el Génesis (15, 1-12). Escuchemos y contemplemos en la noche, cara a las estrellas, que el Señor confirma de nuevo su alianza con Abrán. 

¿Qué me querrá decir el Señor, en este rato de oración? ¿A qué me llama a pesar de mis limitaciones y esterilidad, de constatar que tengo el corazón seco, endurecido o acartonado? Pero, me ha elegido para intimar y ser su amigo si acepto y confío en su promesa.

“El Señor dirigió a Abrán, en una visión la siguiente palabra: “No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante” Abrán contestó: “Señor Dios ¿Qué me vas a dar si soy estéril, y Eliecer de Damasco será el amo de mi casa? Abran añadió: “No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará”. Pero el Señor le dirigió esta palabra: No te heredará ese, sino que uno salido de tus entrañas será tu heredero.

Luego lo sacó fuera y le dijo: “Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes” Y añadió, así será tu descendencia”. Abrán creyó al Señor al Señor y se le contó como justicia.

Abran escuchó al Señor, en el desierto, en la oscuridad de la noche.  Sigue sintiendo su llamada, pero no termina de creer en la promesa que le hizo. Había llegado a la vejez. Pero, por parte del Señor, su promesa sigue intacta. La alianza del Señor dura para siempre. Tendrás un heredero salido de tus entrañas. No terminaba de creer, entonces el Señor se sacó fuera de la tienda, en la noche, en medio de desierto, y le dijo:  que su descendencia sería incontable, como el número de estrellas en el firmamento.

Sí, “el Señor se acuerda de su alianza eternamente”. Y tú y yo, cada vez que se nos presenta una dificultad perdemos la confianza en él, se nos olvida su promesa, su alianza.  “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.  ¿Me lo creo de verdad? Nos olvidemos el modo y el ritmo de cómo actúa el Señor. Le gusta conocer el nivel de nuestra paciencia.  Nos prueba hasta el último minuto.  Entonces sí, cuando estamos en el límite de nuestras fuerzas y ya no podemos más, a punto de perder toda esperanza, aparece Él y nos da con abundancia mucho más de lo que le hemos pedido. El Señor actúa siempre cuando ya no queda ninguna solución. Entonces viene a socorrernos en el último momento.  Quiere que sigamos viviendo el momento presente. Es el único instante donde realmente Él se hace presente y nos inunda de confianza con su misericordia.

Estamos en el corazón de este mes de junio que dedicamos al Corazón de Jesús.

Tomo nota de un texto de Abelardo que nos ayuda a confiar sin límites en el Señor. (del folleto Cor Jesu, pág 55)

“Un corazón como el Tuyo no puede decepcionar a nadie, ni al más criminal. Y si todo se derrumba para mí y en mí, Tu Corazón permanecerá para mí inmutable. Corazón de Jesús, en ti confío porque creo en tu amor para conmigo… Corazón de Jesús, abierto, crucificado…”. 

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