Introducción: En medio de la Cuaresma celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor. 9 meses justos antes de celebrar su Nacimiento celebramos su Santa Concepción en el vientre purísimo de la Virgen María. Hoy podemos hacer la oración leyendo despacio el relato de San Lucas de la Encarnación que se leerá en la Misa. Seguramente la misma Virgen se lo dictó al evangelista, lo mismo que otros relatos del evangelio, sólo conocidos por ella o a través de ella.
- Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
- Petición: Santa María, ayúdame a decirle a Jesús en mi vida: “Hágase en mí según tu palabra” Dame, Madre mía: “Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar". (EE 139)
- Composición de lugar: Contemplar a la Virgen que recibe la visita del ángel. Contemplar la casa de Nazaret donde recibe el mensaje, lo que estaba haciendo entonces, su atención al escuchar, ver su turbación al oír el anuncio y cómo reflexiona y decide, abandonada y llena de confianza en el poder de Dios.
- Puntos para orar:
a. Leer despacio, o repetir mentalmente, si sabemos el pasaje de memoria, cada uno de los versículos del evangelio del día. Allí donde halle gracia allí detenerme y no tener prisa por pasar adelante en la lectura.
b. Llenarnos de asombro al pensar que ese fue el momento en que de una decisión humana dependió el futuro de toda la Humanidad. Todos estuvimos pendientes de la respuesta de María. Toda la humanidad sin ese sí de María estaríamos sin esperanza. Dios se apiada de nosotros y le pide a la bendita entre todas las mujeres que acepte ser madre del Hijo del Altísimo, sin dejar de ser virgen. Y ella le dice sí a Dios, y ese sí le hace Madre de Dios y luego Madre mía.
c. A la Virgen, Dios le pidió su sí para hacer la obra de la salvación en el mundo. Dios, a través de sus inspiraciones, de la dirección espiritual, de las distintas circunstancias, me va indicando lo que quiere de mí. Estar atento y abierto como la Virgen a su llamada.
d. La Virgen hace su labor de Madre conmigo en mi vida. Que no se aleje mi atención de ella en este día. Repetir con el corazón agradecido: “y el nombre de la Virgen era María”
e. La virginidad de la Virgen embelesó el corazón de Dios. Su corazón puro y humilde fue elegido por Dios para hacerse hombre. Cuidar mi corazón para ser como la Virgen, transparencia que muestre a los hombres a Jesús.
- Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de Dios y Madre mía, ayúdame a decirle a Jesús en mi vida: “Hágase en mí según tu palabra”.
- Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.
- Para tener más presente a la Virgen durante el día: si lo veo conveniente, poner de fondo de escritorio en el ordenador que utilizo una imagen de la Anunciación que me recuerde el misterio que he meditado en la oración y que esté presente en mi día.