•2º libro de Samuel: Como Natán le dijo a David, así nos podría decir hoy el Señor: os he dado todo en mi hijo Jesucristo. El conocer la verdad, mi amor y mi Reino es para vosotros.
Ahora bien, si has pecado, no te detengas en él, pues el Señor es pronto al perdón. Lo único que nos pide, como a hijos del PADRE es que sigamos respetando sus mandatos y le ofrezcamos también nuestros dolores y padecimientos. El lo transformará en perlas (que son todas las almas que él gana).
En amar mucho al Señor estará nuestra alegría pues Él aumentará nuestro amor y éste vence toda tristeza. Amando al otro estamos enseñando a amar a ´Dios
•Salmo responsorial (Sal 31): “Dichoso el que está absuelto…”
El Salmo nos invita a sentir el perdón de nuestros pecados. El Señor es el único refugio donde salvarnos en tal situación. De sentirnos perdonados brota el inmenso gozo. Este breve verso podría ser un diálogo con nuestro Dios ante tal situación:
-Te pedí perdón: por favor, PADRE, seré mejor. Y tú me escuchaste y todo lo malo me lo quitaste.
-En ti me acurruco, mi PADRE y Señor. Y cantas conmigo, PADRE, mi Amor.
-Y te alabaremos, poniendo en cada nota cuánto te queremos.
•2ª a los gálatas: S. Pablo nos dice que la fe no la encontraréis, sino que es un regalo del Altísimo. Él solamente la posee y la da a quien ama y poco a poco a las almas que sabe que un día le seguirán e irán cada vez más al altar. Si Jesucristo, el Hijo de Dios, murió en esa cruz, ya nos justificó. Y la muerte tiene sentido. Jesús llega a vivir en Pablo y viceversa. Si Jesús bajó de la gloria a la vida es porque Dios, no sólo lo resucitó, sino que nos regaló su propio corazón.
Y no nos cansaremos nunca de hacer alabanzas hacia Dios (tan grande es su amor). Pablo nos habla sobre Jesús, de la fe que hay que tener hacia Él y que así se ganan muchas almas. Y cuanta más fe haya en ellas, será alabanza para el Señor que está en el altar.
Jesucristo murió en esa cruz para darnos a nosotros la resurrección y san Pablo dice que vive en Él y que Jesús está con él: así podemos pensar para cada uno de nosotros. Y que Jesús ha resucitado para alabar a su Padre. Éste le alaba a Él por todo eso hermoso que ha hecho, por habernos salvado a todos. Amemos por tanto a Dios y experimentaremos también qué es ser amado.
•Aleluya: Vemos cuánto ama Dios a su creación. Nos regala un poco de su alma. A todos nos resucita en su Hijo.
•Evangelio de Lucas: En este Evangelio, vemos cómo Jesús, fue invitado y cómo una pecadora le enjugaba sus pies con las lágrimas y cómo Jesús no sólo la perdonó, sino que hizo parábolas para que se diesen cuenta los demás de que, no sólo hay que perdonar, sino que tenemos que amarnos los unos a los otros y dar el ejemplo que hizo Jesús; muchos de nuestros padres han amado de esta manera (con un amor de gratuidad).
Las actitudes de Jesús invitaron a la confianza en aquella pecadora. Luego dice que su mucho amor hace que se le perdonen los pecados junto a su fe. La bendice deseándole la paz.
Tres personajes nos presenta hoy la Iglesia; David, Pablo y la pecadora (todos perdonados y que viven en la confianza arrepentida).