No se puede entrar en ese contacto personal con el Señor sin el esfuerzo personal que supone poner los medios necesarios para estar en su presencia. Es necesario el silencio, la soledad, el desprendimiento de toda ocupación. Ahora sólo se trata de dedicar unos minutos exclusivamente para el Señor, mi Dios y Padre
En el evangelio de hoy el Señor me habla con mucha claridad: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros”.
Los dones que hemos recibido desde la vida y el bautismo y que nos renueva cada día por medio de la gracia no la podemos desperdiciar, es de un valor incalculable. Nuestra vida tiene sentido. Sabemos hacia dónde nos dirigimos.
El Señor, nos sigue recordando de forma imperativa: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas”. Con esto nos quiere decir que viviendo así, con este criterio cumplimos todos los mandamientos: “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
De nuevo el Señor nos sacude para no caer en el sueño y de nuevo recurre a su plena autoridad: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha y espaciosa es la puerta que lleva a la perdición y muchos entran por ella”.
A veces nos gustaría que no aparecieran expresiones tan claras en el Evangelio, o por lo menos que fueran más suaves para poderlas reinterpretar, o que alguna página del Evangelio no apareciera. Pero esta es la realidad.
Vamos a pedir al Señor que nos comunique la luz y la fortaleza para entender su Palabra y la fuerza para cumplirla. Si se lo pedimos con sencillez y perseverancia esta ayuda nunca nos va a faltar. Él ya sabe de qué barro estamos hechos lo que quiere es que nos sintamos pobres y recurramos a Él. Siempre está dispuesto a inundarnos de su misericordia.
Petición:
Señor, concédenos se graben a fuego en nuestro corazón estas palabras que hoy nos recuerdas en el Evangelio:
“Tratad a los demás como queréis que ellos os trate”. Es una forma práctica de vivir el olvido de sí, núcleo esencial de nuestra Campaña de la Visitación.
“Entrad por la puerta estrecha”. Es el camino seguro que lleva a la salvación