“Todos, sacerdotes y fieles, que nos alimentamos de la misma Eucaristía, todos nos postramos para adorarla, porque en ella está presente nuestro Maestro y Señor, está presente el verdadero Cuerpo de Jesús, Victima y sacerdote, salvación del mundo. Venid y adoradle con cantos de alegría. Venid, adorémoslo!”
Benedicto XVI, homilía en la fiesta del Corpus 2010
Celebramos la fiesta del Corpus y estas palabras nos ayudan a comenzar nuestra oración, que antes que nada, tiene que ser adoración: Venid, adorémosle. La adoración la define el Catecismo de la Iglesia Católica como la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del señor que nos ha hecho y la omnipotencia del Salvador que nos libra del mal.
- Hoy me reconozco criatura amada por el Señor. Soy amado por el Señor, mi Creador, en la Eucaristía.
- Hoy entiendo el sentido de mi vida. Hemos sido creados para alabar la Eucaristía.
- Hoy me se perdonado. Ante la eucaristía gusto de la misericordia del Señor conmigo
Cuántos días a lo largo del año recorto mi tiempo para estar ante el Señor, o no pongo en la oración todo mi corazón. Hoy quiero estar sólo para él en el momento de mi oración personal, y quiero estar unido a la Iglesia en la celebración de la santa Misa, y quiero caminar con el Señor y junto a Él en la procesión eucarística.
Son tres momentos de este día del Corpus que nos ayudan a entender nuestra vida:
- La oración personal ante la Eucaristía. Cada día de mi vida, adorar, bendecir y dejarme amar por Jesús Eucaristía que nos dice: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados”. La eucaristía, Jesús mismo presente en nuestras iglesias y sagrarios nos invita continuamente e descansar junto a Él. Reconozcámoslo hoy.
- La celebración de la Eucaristía, con la posibilidad de hacerlo cada día y en especial el domingo. Celebrar la eucaristía es hacer de nuestra vida un sacrifico agradable a Dios, es ofrecernos al Padre. Y al recibirlo se acrecienta cada día nuestra unión con Cristo, nuestra vida se aleja del pecado, se intensifica nuestra unión a la Iglesia y nuestro corazón se inflama en amor a los preferidos de Jesús, los pobres.
- Caminar con Jesús. Es el sentido de la procesión del Corpus que hoy viviremos. Jesús en el corazón de nuestros pueblos y ciudades, Jesús mostrando su amor a todos; Jesús que se hace camino. Nosotros, al caminar hoy junto a él, queremos ofrecernos para que cada día del año, Él salga a la calle a través nuestro. Que yo sea la presencia de Jesús en las calles, la cercanía de Él a todos.