1 diciembre 2010, miércoles de la primera semana de Adviento – Puntos de oración

Estamos en vela, nos encontramos en campaña, llegó el ADVIENTO: LA VENIDA DEL SEÑOR, y nos preparamos con generosidad y con alegría.

Las oraciones colecta pueden centrar nuestra oración. Realmente son bellas:

DIOS Todopoderoso, concédenos que echemos de nosotros las obras de las tinieblas, y nos revistamos con las armas de luz en esta vida mortal, a la cual Jesucristo tu Hijo, con grande humildad vino a visitarnos; para que en el día postrero, cuando vuelva con Majestad gloriosa a juzgar a los vivos y a los muertos, resucitemos a la vida inmortal, por el mismo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.

Cristo es el Enviado de Dios", "el que ha de venir" según el anuncio de los profetas. Su carácter de ser emisario y regalo del Padre al mundo está constantemente presente en su predicación, bien como afirmación de cumplimiento mesiánico, bien como reproche a los que no aceptan su venida y como anuncio de disensión y persecuciones.

"He venido para que tengan Vida, y Vida sobreabundante". Tal vez esta expresión resume mejor que ninguna otra el motivo central de la Encarnación, y, por tanto, del Adviento. Esperamos, anhelamos, esa Vida que es la Vida de Dios.

En el Prólogo de su Evangelio nos habla San Juan del plan vivificador de Dios. El sencillo pescador de Galilea, bajo la luz del Espíritu, nos habla en los términos más poéticos y profundos de lo que Dios es en su intimidad, de su Vida Trinitaria, de la comunicación de Vida eterna que es Luz y Verdad para todos los hombres.

Como dice el P. Manuel Carreira nuestra vida aquí es sólo un preludio de algo infinitamente más hermoso. "Ni ojo vio ni oído oyó ni le cabe a nadie en el pensamiento lo que Dios tiene reservado para los suyos". Se "siembra" un cuerpo material, ceñido por las ataduras de las fuerzas físicas y sus limitaciones; renace un cuerpo "espiritual", vivo y libre, como la mariposa que vuela después de la muerte aparente de la oruga en su crisálida.

  1. Isaías nos invita a ver nuestro mundo en clave de plenitud y realización de la voluntad de Dios: “Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios.
  2. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. (Canta el salmo, empápate de esta verdad. O si prefieres canta “Dios es mi Padre, qué feliz soy, soy hijo suyo, hijo de Dios”).
  3. Mateo presenta la práctica cotidiana de Jesús. Ofrece la salvación integral: (salud, comida, fraternidad) pero contando con los apóstoles para llegar a ellos y ofreciendo la señal de la fraternidad y el compartir sacrificial y eucarísticamente. “Siento compasión de la gente”. En Perú todos recordamos las frases antológicas del Papa en Villa Salvador: “Hambre de Dios, sí y cada vez más; hambre de pan no y cada vez menos”.

¡Señor quiero ser pan partido para los demás!

El día 3 de diciembre llega San Francisco Javier.

El 7, la Vigilia de la Inmaculada.

Que el ardor misionero de Javier y el corazón maternal de Santa María nos contagien

¡Más, más y más! ¡Todo por la Inmaculada!

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