En la presencia del Señor preparamos nuestro ratillo de oración. Hoy, día dedicado a la Virgen (a la que no dejamos de contar con su presencia); Ella nos alcanza de Jesús el Espíritu Santo que necesitamos para conducirnos a la verdad plena.
Lc.18, 1-8
Hoy Jesús nos presenta la importancia de orar continuamente (“gritándole” día y noche). Y nos coloca el ejemplo de la viuda que llama a las puertas del juez injusto hasta que consigue ser atendida.
Recordamos también a Jesús orando en la cruz que “con gritos y con lágrimas oraba al que podía salvarlo”.
De las situaciones más adversas, por nuestra condición de creyentes, no nos vemos libres. Pero sí podemos llenar de contenido “orante” cada movimiento del corazón. Ahí nos espera el Señor. Quiere hacerse compañero, es más, cargar con gran parte de nuestras cruces y compartir nuestras alegrías. Y es la oración constante la que nos conduce a esta convicción.
Sin duda que el hecho de orar abre nuestro interior a nuevos horizontes. Así no es lo mismo sufrir el fracaso con ó sin Jesús como compañero ¿no hemos sentido cómo se aliviaban nuestras penas al orarlas? ¿No se han vivido con serenidad los momentos de gozo?
Jesús, a través de las parábolas, va como abriendo las ventanitas de ese gran edificio por descubrir que es el Reino de Dios. Y esta ventana se abre constantemente: como si fuese necesario prestar mucha atención a la luz que viene de ella; nada menos que la luz de Dios para CONOCER lo que nos pasa en cada situación y las actitudes necesarias que debemos adoptar para vivir con alegría.
Salmo 111 – Dichoso el que teme al Señor
Ahondando en la actitud orante de la 1ª lectura meditamos este salmo, que busca generar en nosotros el respeto que conduce al amor. Y, por qué no decirlo, a ser escuchados por el Señor. Si el temor se traduce, por ejemplo, que no nos atrevemos a… sin orar ante lo que vamos a hacer. Esto dispone nuestro interior a ser guiados por la luz del Espíritu y así llenamos de contenido sobrenatural todo lo que hacemos.
Quizás tenga gran aplicación también en el amor concreto a todos los que nos rodean. Por este temor del Señor (vivir en su presencia) descubrimos cómo somos empujados a la generosidad, a saber esperar callando, a soportar un contratiempo, a….
Orar sin desfallecer en toda ocasión y vivir en el temor del Señor: dos actitudes del corazón. Dos regalos a pedir en nuestro rato de oración a Santa María.
Como intención de ésta oración puede ser la visita del Santo Padre a España. Recordemos sus palabras y pidamos por el fruto que sin duda está suponiendo.