Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán – Puntos de oración

Al terminar las fiestas de la boda en Caná de Galilea, a la que habían sido invitados Jesús y sus discípulos, nos dice el evangelio de S. Juan que hicieron una visita corta a Cafarnaún, que se encontraba a unos 30 Km., en la orilla septentrional del lago de Galilea.

  • Poco después, Jesús se pone en camino hacia Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua. La Pascua era el 15 de Nisán, y según la ley, todos los varones que vivieran a menos de 25 Km. de Jerusalén estaban obligados a asistir.
  • Si observamos un poco los textos evangélicos, parece que la cronología de Juan no coincide con la de los sinópticos. “…en los que no se nos dice que Jesús fuera a Jerusalén más que una vez. La fiesta de la Pascua cuando tuvo lugar Su crucifixión es la única que mencionan, y Su única visita a Jerusalén a excepción de la que hizo cuando fue al templo de muchacho. Pero Juan nos cuenta no menos de tres pascuas, la de este pasaje, la de Jn. 6,4 y la de Jn. 11,55. Además, según la narración de Juan, Jesús estaba en Jerusalén en una fiesta innominada en Jn. 5,1, era la fiesta de los Tabernáculos en 7:2, 10, y en la fiesta de la Dedicación en 10,22. De hecho, en los otros tres evangelios el ministerio principal de Jesús tiene lugar en Galilea; en el cuarto, Jesús pasa sólo períodos breves en Galilea (2:1-12; 4:43 - 5:1; 6,1 - 7:14); y su actividad principal es en Jerusalén.”
  • Lo cierto es que no hay aquí ninguna contradicción. “Lo que pasa es que nos cuentan la historia desde diferentes puntos de vista. No se contradicen, sino se complementan. Mateo, Marcos y Lucas se concentran en el ministerio en Galilea, y Juan, en Jerusalén: Aunque los otros tres nos hablan sólo de una visita a Jerusalén y de una Pascua allí, implican que tiene que haber habido otras. En la última visita nos presentan a Jesús llorando por Jerusalén:
    "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como una gallina que junta a sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!» (Mat.23,37). Jesús no habría podido decir eso si no hubiera dirigido repetidas llamadas a Jerusalén, y si aquella visita fuera la primera. No debemos hablar de contradicciones entre el Cuarto Evangelio y los otros tres, sino acercarnos a los cuatro para tener una información lo más completa posible de la vida de Jesús.”
  • Dicho esto, hoy vamos a hacer nuestra reflexión del Evangelio a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica. Ojala que con ello nos animemos a orar el Evangelio a la luz del Magisterio de la Iglesia.

(C.I.C 583):

1. Como los profetas anteriores a él, Jesús profesó el más profundo respeto al Templo de Jerusalén.

2. Fue presentado en él por José y María cuarenta días después de su nacimiento (Cf. Lc. 2, 22-39).

3. A la edad de doce años, decidió quedarse en el Templo para recordar a sus padres que se debía a los asuntos de su Padre (cf. Lc 2, 46-49).

4. Durante su vida oculta, subió allí todos los años al menos con ocasión de la Pascua (cf. Lc 2, 41);

5. su ministerio público estuvo jalonado por sus peregrinaciones a Jerusalén con motivo de las grandes fiestas judías (Cf. Jn 2, 13-14; 5, 1. 14; 7, 1. 10. 14; 8, 2; 10, 22-23).

(C.I.C 584):

1. Jesús subió al Templo como al lugar privilegiado para el encuentro con Dios.

2. El Templo era para él la casa de su Padre, una casa de oración, y se indigna porque el atrio exterior se haya convertido en un mercado (Mt 21, 13).

3. Si expulsa a los mercaderes del Templo es por celo hacia las cosas de su Padre: "no hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.

4. Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: 'El celo por tu Casa me devorará' (Sal 69, 10)" (Jn 2, 16-17).

5. Después de su Resurrección, los Apóstoles mantuvieron un respeto religioso hacia el Templo (cf. Hch 2, 46; 3, 1; 5, 20. 21; etc.).

(C.I.C 586):

1. Lejos de haber sido hostil al Templo (cf. Mt 8, 4; 23, 21; Lc 17, 14; Jn 4, 22) donde expuso lo esencial de su enseñanza (cf. Jn 18, 20), Jesús quiso pagar el impuesto del Templo asociándose con Pedro (cf. Mt 17, 24-27), a quien acababa de poner como fundamento de su futura Iglesia (cf. Mt 16, 18).

2. Aún más, se identificó con el Templo presentándose como la morada definitiva de Dios entre los hombres (cf. Jn 2, 21; Mt 12, 6).

3. Por eso su muerte corporal (cf. Jn 2,18-22) anuncia la destrucción del Templo que señalará la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación:"Llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre"(Jn 4, 21; cf. Jn 4, 23-24; Mt 27, 51; Hb 9, 11; Ap 21, 22

Archivo del blog