8 noviembre 2010, lunes de la XXXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

De nuevo en este día, el texto del Evangelio nos interpela sobre unas cuantas cuestiones vitales para nuestra vida de bautizados coherentes.

Después de ponernos en la presencia del Señor y ofrecer todo el día por todas las personas con las que nos encontremos hoy, ante las propuestas que Jesús nos hace ¿cuál es nuestra respuesta?

“Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado”.

¿Me encuentro yo entre esas personas que son causa de de escándalo, y que afecta de manera especial a los más pequeños? Puedo dar escándalo por mi manera de comportarme, en público y en casa. ¿Controlo las palabras, digo siempre la verdad? ¿Cumplo en el trabajo con mi deber o me aprovecho indebidamente de algo en la empresa, ya sea privada o estatal?

¿Asisto a espectáculos poco decentes o colaboro con ellos? El Señor nos advierte: “¡Tened cuidado!”.

Ahora las palabras del Señor en el Evangelio nos proponen ser buenos educadores entre los compañeros y con nuestra familia. Tener paciencia y caridad cristiana: “Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces al día y siete veces vuelve a decirte: “lo siento”, lo perdonarás. Esto es lo que hace cada día con nosotros el Señor.

Hay un autor polaco. S. Biela que titula un libro “Los dos pilares, gratitud y contrición”.

Es fenomenal para entender lo que hoy nos propone el Evangelio. Sólo seremos agradecidos y estaremos dispuestos al perdón, cuando realmente vivamos con sencillez, cuando nos bajemos del pedestal al que nos hemos subido.

Y por último nos unimos a los apóstoles y le pedimos a Jesús ante nuestra incapacidad de personar que nos aumente la fe.

El Señor contestó y me contesta a mí en este día: “Si tuvieras fe como un granito de mostaza, dirías a esa morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y te obedecerá”.

Pidamos al Señor en este rato de oración:

Que mi vida no sea causa de escándalo, sino que se convierta en luz para los que viven sin esperanza.

Que sepa reprender con caridad y siempre perdonar. El Señor nunca se cansa de perdonar con tal de que nos acerquemos con sencillez y en verdad.

Que nos aumente la fe. Así descubriré que todo lo que me suceda en este día tiene sentido y es para mi bien.

Pidamos a María que nos de la fortaleza necesaria para ser testigo de la verdad, perdonando siempre y comunicando alegría y esperanza.

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