Petición: Señor, mira mi pobreza, compadécete de mí.
Ideas: Dios sale al encuentro de nuestras necesidades. En las diversas lecturas de hoy vemos como el Señor se compadece, del endemoniado en Cafarnaún, de Ana la madre estéril que con la ayuda del Señor concibió a Samuel. Y es que los poderosos no sienten que necesiten de la ayuda del Señor, ellos solos, con sus propios medios son autosuficientes. Y sin embargo el Dios de Israel confunde a los soberbios
Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía.
Hoy es una oración para sentirnos y sabernos pequeños, necesitados de la ayuda de Dios y para suplicar humildemente que vuelva su mirada sobre nosotros.
- ¿Qué necesidades tengo yo? ¿Cuáles son mis limitaciones? ¿Qué me humilla ante los demás, como le ocurría a Ana con su esterilidad? ¿En qué soy estéril?
Y a la vez una mirada también necesaria sobre todo aquello en lo que soy autosuficiente, para que no quiebre la mirada compasiva que Dios tiene sobre mí.
- ¿En qué voy de ‘sobrado’? ¿En qué aspectos de mi vida me siento fuerte y creo que me basto a mí mismo?
Coloquio: Con las respuestas a estas preguntas me coloco ante Jesús y tengo un coloquio con él. Siento sus manos sobre mí, su mirada de misericordia, y sé que él va a tener misericordia de mi miseria.
Oración final: Concluyo recitando el salmo muy lentamente.