Iniciamos nuestra oración muy cerca de la Virgen para que nos acerque al Señor: ¡Madre, ya que Dios quiso venir a los hombres a través de ti; llévanos tú, ahora, a Jesús!
El Corazón de Jesús pretende representar el amor que Dios nos tiene. El corazón está cargado de misericordia y por ello pagó con su misericordia nuestros desprecios e incluso hasta la muerte con la que castigamos a nuestro Señor Jesucristo.
Te invito en este rato de oración a amar a Jesús de una forma completa, como lo amaba la Virgen. Dicen que Dios amaba tan tiernamente a su Hijo Jesús que hizo a la Virgen para poder amarlo con un amor humano; por eso le pedimos a María que nos enseñe a amar a Jesús.
Para llevar a la práctica este amor tan generoso al Corazón de Dios te animo a hacerlo mediante la reconciliación: piensa en alguno de tus hermanos o amigos con el que has tenido un problema, has discutido o le has hecho daño de alguna manera y piensa la manera de reconciliarte con él. De la misma manera, pensando en la reconciliación con Dios, trata de hacer una buena confesión que te reconcilie con Dios.
De la misma manera piensa en una obra de misericordia que puedas realizar; pero tanto tu oración como tu obra de misericordia, llévalos a cabo sin que nadie se dé cuenta, como nos dice el evangelio de hoy: así Dios que ve en lo escondido te lo recompensará.