¡Qué claridad muestra el evangelio de hoy y sin embargo qué difícil es cumplirlo!
Estamos llenos de prejuicios y de incomprensiones; y, si no entendemos reacciones de los demás, ¿cómo es que nos molestamos? Intentemos antes ponernos en su lugar para comprenderles.
Ayudémonos de esta campaña de la Visitación para estar continuamente todos los días saliendo de nuestro “mundo” para ver el “universo” de los que nos rodean; para disminuir nuestras quejas: podemos observar cómo de formas muy variadas dejamos asomar las quejas durante todo el día; hay que cambiar el “chip” y mostrar insistente agradecimiento a la vida a través de la alegría y la observancia y ayuda al prójimo. Así podremos construir; también haciendo mejorar a las personas, pero desde un punto objetivo y con ternura y comprensibilidad, no subjetivo y con prejuicios e incomprensiones.
No seamos perezosos para dar este cambio radical, somos capaces de esto y mucho más, con la ayuda de Dios a través de la oración; el estilo de vida con Cristo es el único capaz de transformar este mundo en un mundo de paz; fueron apenas una docena de hombres los que empezaron este estilo de vida y han recorrido mucho camino en dos siglos, pero aún falta otro tanto del camino.
Pidamos a nuestra Madre, la Virgen María, tener la voluntad y los sentimientos que Ella tuvo al emprender el camino hacia Santa Isabel, para poder realizar sin vacilaciones lo que Dios quiere de nosotros.