Recién
estrenada la Cuaresma, las lecturas de hoy nos invitan con fuerza a poner toda
nuestra esperanza, nuestra vida en manos de Dios. En este tiempo que comienza
se nos ofrece la oportunidad de prepararnos bien para la fiesta de la pascua.
Es tiempo de conversión, de volver a hacer la elección sincera y consciente de
seguir a Jesucristo en nuestra vida. De manera individual y como movimiento,
cono familia. Puede ser un buen momento para recordar nuestros compromisos de
Militantes y retomar con fuerza en esta Cuaresma aquello que más nos esté
costando cumplir. Siempre con la ayuda de la Virgen.
En este día la palabra nos urge a elegir entre el bien y
el mal, entre la vida que es Dios y la muerte que es estar alejados de Él.
Dejemos que en nuestra oración esa palabra llegue a nuestro corazón y nos
interpele. Que hoy sea un día de renovar nuestros deseos de seguir al maestro,
que nos indicó el camino para vivir la Cuaresma retirándose a orar al desierto
durante cuarenta días. Que en esta cuaresma no descuidemos ni un solo día la
oración. Que renovemos cada día nuestros deseos sinceros de santidad. Y que no
nos desanimemos cuando nos descubramos «haciendo el mal que aborrecemos y sin
ser capaces de hacer el bien que deseamos». Dios, que es el bien y la vida, nos
espera siempre.
Aprovechemos este momento para revisar que cosas nos
impiden vivir de acuerdo a lo que sabemos que es bueno. ¿De qué cosas tengo que
ayunar en esta cuaresma? Intentemos despegarnos de todo aquello que nos separa
de Dios y de los demás y nos encierra en nosotros mismos. Que María, nuestra
Madre y nuestra Reina nos acompañe en este camino y nos dejemos querer abrazar
por ella.