12 febrero 2016. Viernes después de Ceniza – Puntos de oración

Hemos iniciado la cuaresma del año de la misericordia. Las lecturas de este día nos hablan del ayuno y trascienden el tema mismo del ayuno dándole una dimensión superior.
Lo primero que propongo para la oración de este día lo sugiere el evangelio: reconocimiento de Jesucristo, exigencia de fe, aceptar la novedad que supone frente a las realidades de su tiempo y de siempre. Jesús es Dios con nosotros, el Hijo de Dios. El tiempo de cuaresma debe ser una ocasión para escuchar con mayor fervor la palabra de Dios, a Jesucristo que nos habla. Él es el novio que nos invita al banquete de bodas que Dios ha preparado.
En segundo lugar, sin menoscabar el valor del ayuno en nuestra sociedad materialmente satisfecha, ir al verdadero sentido del ayuno que debe llevarnos a “no cerrarnos en nuestra propia carne” y vivir la misericordia cristiana para ser luz del mundo. Una mirada al santuario de Lourdes donde se vive de mil formas esta misericordia.

El salmo que se nos propone y que reza la Iglesia todos los viernes es el salmo penitencial por antonomasia: “yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado”, “por tu inmensa compasión borra mi culpa”. La conversión es palabra constante de la vida cristiana pues esta vida nos lleva a una continua superación; realizar nuestra carrera con los ojos fijos en Jesús autor y consumador de nuestra fe. “Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana”.

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