22 febrero 2016. La Cátedra del Apóstol San Pedro – Puntos de oración

Como se nos recuerda en este día, la festividad de la Cátedra de san Pedro ya se celebraba en Roma en el siglo IV, para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia, fundada en la persona de Pedro, tal y como nos lo dice el Señor en el evangelio de hoy:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará
Es un día especial para orar por el Papa, la persona que ahora ocupa esa Cátedra. Él nos pide a los cristianos continuamente que oremos por su persona. Hagámoslo hoy de forma especial, por ejemplo, rezando de forma más consciente el padrenuestro por el Papa en el Rosario, o entrando en una capilla o en cualquier otro lugar tranquilo y desde el interior de nuestro corazón elevando hacia Dios Padre una súplica. Puede ser una buena manera de empezar un rato tranquilo de oración.
La Palabra de Dios en este día es jugosa, una vez más. En la primera lectura san Pedro llama a los pastores a gobernar “de buena gana, como Dios quiere,… con generosidad,… siendo modelos del rebaño”. Cada uno de nosotros es el pastor de un pequeño rebaño, tenemos personas a nuestro alrededor con las que tratamos cada día. Seamos, como pide san Pedro, buenos pastores para ellos, que es otra forma de decir que seamos manifestación de la misericordia de Dios. Pidamos esta gracia al Espíritu Santo.
Y volvamos ahora nuestra vista hacia Dios Padre, entonando el salmo que nos presenta la liturgia:
El Señor es mi pastor, nada me falta
Pongamos todo el día en sus manos, con las dificultades que tenemos, con las angustias, penas y alegrías de nuestro corazón, y repitamos varias veces, lentamente, esta estrofa del salmo 22. Y démosle gracias por ello. No nos cansemos de hacerlo.
Como tercer momento de nuestra oración, podemos hacernos presentes en la escena de Jesús y sus discípulos en Cesarea de Filipo, y escuchar con ellos la pregunta de Jesús, que va directa a nuestros corazones, al centro de nuestro ser: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
No será la primera vez que nos hacemos esa pregunta. Pero Él quiere de nuevo hacerse presente con ella en nuestra vida: ¿Quién soy yo para ti?
Nos desconcierta de nuevo, nos deja sin respuesta. “Señor, ¡tantas veces he respondido o he intentado responder a esta pregunta…!
Pero ahora elijamos el lugar adecuado para responder, junto a nuestra Madre, desde su Corazón. Y nos saldrá espontaneo el decirle: Tú lo eres todo Señor; o: Quiero que lo seas todo para mí, pero, ¡ayúdame!

Madre, pon esos deseos en nuestros corazones. Llénalos de Jesús, y ayúdanos a contagiar de su presencia, de su consuelo y de su amor a los que hoy estarán a nuestro lado.

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