Hoy es
el cumpleaños de una persona, ayer fue el cumpleaños de ABELARDO. Esta
persona está dando su vida por muchos de los que lean estas líneas. En
trabajo oculto, día a día, pero tan necesario como es atender uno o dos de
nuestros hogares. Yo la quiero felicitar desde aquí: primero porque ha cumplido un año más en medio
del sufrimiento a lo largo de estos últimos años, y porque Dios,
precisamente por ese sufrir en paciencia, sigue amándola cada día más.
Porque es la edad más maravillosa que puede tener. Esto es aceptar con
sencillez la realidad de vivir cada día en momento presente. En segundo lugar me felicito
a mí mismo por haber conocido a esta persona, y porque cuando felicito a otra
persona el cumpleaños también recuerdo
el amor de Dios para conmigo, que me sigue manteniendo en la existencia. No
conviene olvidar en estos momentos de oración que si seguimos viviendo tú y yo
es porque Dios nos ama. Esto es vivir empapados
en la misericordia de Dios. Él así lo ha querido. ¿Por qué, a veces, ni
amamos a los más cercanos, ni nos amamos a nosotros mismos, ni nos dejamos amar
por Dios? Olvidamos que hemos sido creados para amar y dejarnos amar por Dios
en las personas más cercanas. Por tanto, todos nos tenemos que felicitar
al iniciar un nuevo día o un nuevo año. ¡FELICIDADES!
Y para que esto no se quede en unas palabras que suenan
bien, dejémonos inundar por la gracia en estos días de conversión y
salvación.
No os quiero cansar. ¡Pero se está tan bien, viviendo lo
que toca en cada momento, a solas y en
silencio con Jesús en el desierto! En nuestro desierto de cada día,
alegrándonos con los que gozan y llorando, acompañando a los que sufren.
La cuaresma nos proponía tres claves para vivirla
con sencillez pero de forma renovada. No urgía a ser coherentes de tres
maneras: Oración, ayuno y
limosna.
Pensaba hace unos días al r tres palabras al Papa
Francisco, ADORAR, CAMINAR Y
ACOMPAÑAR que las podemos
relacionar. Pero solamente te doy alguna pista, el resto es para que pidas luz
al Señor y recibas la fuerza para vivirlas.
1. ORACIÓN EQUIVALE A
ADORAR
En este mundo que busca la eficacia a toda costa, pero a
ti y a mí en este rato de oración sólo se nos pide: estar con Él, mirarle y
dejarme mirar, eso es adorar. Ahora me toca mirarle escondido en el sagrario o
destrozado en la cruz, desde donde me pondo a la escucha, o me
acerco más hasta tocarle, sentir los latidos de su corazón… y hasta mancharme
con sus gotas de sangre… Vamos a “perder un poco de tiempo” para que yo me
transforme en Él
2. AYUNO… PONERME EN MARCHA A
CAMINAR
No mirarme demasiado a mis propias heridas, me podría
empachar. A veces nos gusta acariciarlas. Ayuno para vivir desprendido. ¿Has
pensado el tiempo que pasas colgado del móvil utilizando muchas de sus
innumerables funciones y algunas para perder el tiempo y quedarme paralizado,
en el sofá… y dejar de caminar? Si camino alguno se unirá en ese camino que hay
que recorrer cada día…
3. LIMOSNA… O ACOMPAÑAR
No sólo se me pide caminar a cierta distancia, delante o
detrás de los que vamos caminando. Nos puede suceder cuando se vive en una gran
ciudad o se pasa un fin de semana en ella. No se puede transitar en algunos
momentos por las aceras y rodeados de coches y ruidos por todas partes, y sin
embargo vivimos solos. Ponte a la altura de cualquiera, a su lado, como hizo
Jesús con los discípulos desilusionados de Emaús. No te piden nada sino que les
acompañes, que les escuches. Procura hablar lo imprescindible. Escucha, mírales
a los ojos.
María, adora, camina y acompaña. ¿Me quiero unir a Ella?
Perdona, me he pasado un poco, y a lo mejor te he
aburrido.