23 febrero 2016. Martes de la segunda semana de Cuaresma – San Policarpo – Puntos de oración

En la presencia del Señor, y pidiendo ayuda a quienes pueden interceder por nosotros, nos disponemos a preparar la oración de mañana.
Este primer paso de hacerse pequeño, contando con la ayuda de lo alto, es importante. De hecho, la oración más bien es cosa de lo que el Espíritu quiera suscitarnos y donde llevarnos. Tomar conciencia de esto, por una parte nos quita la sensación de rutina y por otra retiramos nuestro ego del “centro de gravedad” del asunto. En efecto, “la magia” de la oración puede producirse independiente de que yo esté cansado, aburrido, triste, sin ganas. Basta una disposición de apertura inicial y quedarse a la escucha, para que nos veamos sorprendidos muchas veces.
Entonces, venid y litigaremos”, estas palabras que dice el Señor por el profeta, nos invitan a un diálogo tranquilo. Y mirad que al inicio de la lectura dice; «lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones...” y, luego enfoca el cambio hacia los demás; “buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda”. Purificación interna y apertura al otro. Pero en el contexto del diálogo con Dios. Es decir, nos pide que le hablemos de lo que debemos mejorar en nuestra vida. Pues quiere decirnos una palabra al respecto. ¡Cuántos berrinches podríamos evitar si pensáramos las cosas al calor de la oración!.
El Salmo y el evangelio parecen de una misma partitura. Sus acordes resuenan con idéntica melodía.
·         Salmo: “El que me ofrece acción de gracias, ése me honra /al que sigue buen camino /le haré ver la salvación de Dios”.
·         Evangelio: “El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
La invitación en ambos textos es a la sinceridad de corazón, a fijarnos en tanto como recibimos cada día, para dar gracias; a buscar el servicio a los demás como respuesta a Dios “por tanto bien recibido” (S. Ignacio). ¿Podrían ser, estas dos actitudes, un programa para nuestra preparación a la Pascua?
            Las lecturas de hoy nos dan pistas para despertarnos de aspectos en los que quizás podamos mejorar. Vamos a tomar como modelo de esfuerzo, por seguir la verdad, al santo que hoy la Iglesia nos propone, S. Policarpo. Estas son las últimas palabras que dirige a sus verdugos, previas al martirio.
            "Por favor: déjenme así, que el Señor me concederá valor para soportar este tormento sin tratar de alejarme de él". Policarpo, elevando los ojos hacia el cielo, oró así en alta voz: "Señor Dios, Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo: yo te bendigo porque me has permitido llegar a esta situación y me concedes la gracia de formar parte del grupo de tus mártires, y me das el gran honor de poder participar del cáliz de amargura que tu propio Hijo Jesús tuvo que tomar antes de llegar a su resurrección gloriosa. Concédeme la gracia de ser admitido entre el grupo de los que sacrifican su vida por Ti y haz que este sacrificio te sea totalmente agradable. Yo te alabo y te bendigo Padre Celestial por tu santísimo Hijo Jesucristo a quien sea dada la gloria junto al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos".https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=59
            La fe, el valor y la esperanza en la vida eterna, que admiramos en los mártires, nos animen en nuestro pequeño batallar de cada día.

Vamos a acogernos a la Reina de todos ellos y también nuestra. Para que nos alcance gracia de su Hijo, para vivir según lo que el Señor espera de cada uno. Ampliemos un poco la mirada y pidamos por los que en estos días, y en diversos lugares, no dudan en ser fieles a Cristo, antes que renegar de su fe en él.

Archivo del blog