14 febrero 2016. Domingo de la primera semana de Cuaresma (Ciclo C) – Puntos de oración

1. “El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido…por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que Tú, Señor, me has dado”. (Dt 26, 1)
Decía José Luis Martin Descalzo que convertirse es “enamorarse nuevamente de Dios”, volver al primer amor. Cuando uno hace memoria de donde le saco el Señor, amor con amor lo paga, y le entrega las primicias, su mejor yo.
2. Salmo 90: Estás conmigo, Señor, en la tribulación
Si Jesús está con nosotros, por muy grande que sea la pena no lo es tanto. Si en mi cruz está Jesús todo se convierte en luz, en gloria.
3. “Si tus labios confiesan que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó…te salvarás” (1 Rom 10, 8).
No se puede decir más con menos. Gracias, Jesús, que siempre sea tu confesor y tú me confesarás en definitivo día final.
4. “Jesús, lleno del Espíritu Santo, fue conducido por el Espíritu al desierto donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días” (Lc 4, 1)
Madre, tus ojos para mirarle, tus oídos para escucharle, tu corazón para amarle. Si Él se dejó llevar por el Espíritu, si Él se dejó por tentar, “no nos dejes caer en la tentación”, muy distinto a “no nos dejes en la tentación”. Como decía Santa Teresa “siempre estamos en lucha”, militamos, con la ayuda del Señor. La Cuaresma del Año de la Misericordia es una gran oportunidad. Nos lo recuerda el Papa Francisco en su mensaje:
“La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión….Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez reconociéndose como la humilde esclava del Señor”
Robustecidos por las tentaciones
Entonces el Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba” (Mt 4,1)... Todo lo que Jesús sufrió e hizo estaba destinado a nuestra instrucción. Ha querido ser llevado a este lugar para luchar con el demonio, para que nadie entre los bautizados se turbe si después del bautizo es sometido a grandes tentaciones. Antes bien, tiene que saber soportar la prueba como algo que está dentro de los designios de Dios. Para ello habéis recibido las armas: no para quedaros inactivos sino para combatir.

Por esto, Dios no impide las tentaciones que os acechan. Primero para enseñaros que habéis adquirido más fortaleza. Luego, para que guardéis la modestia y no os enorgullezcáis de los grandes dones que habéis recibido, ya que las tentaciones tienen el poder de humillaros. Además, sois tentados para que el espíritu del mal se convenza de que realmente habéis renunciado a sus insinuaciones. También sois tentados  para que adquiráis una solidez mayor que el acero. Finalmente, sois tentados para que os convenzáis de los tesoros que os han sido dados. Porque el demonio no os asaltaría si no viera que recibís un honor mayor. San Juan Crisóstomo (c. 345-407), obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilía sobre Mateo 13,1; PG 57, 207-209.

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