10 diciembre 2016. Sábado de la segunda semana de Adviento – Sta. Eulalia de Mérida – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
Una vez que ya nos hemos puesto en presencia de Dios pidiendo la asistencia del Espíritu Santo, podemos repetir al Señor lentamente y varias veces: “Jesús en Ti confío, Jesús en Ti confío, …”.
El pasado miércoles día 8 celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Es la Esperanza que Dios nos anuncia en medio del Adviento y nos ayuda a caminar en la preparación de nuestro corazón para acogerle el día de Navidad con la mejor disposición posible. María recibió el anuncio del ángel Gabriel, de que iba a se la madre del Salvador. Cuando lo hizo no se quedó parada, como si eso le hiciese mirarse a si misma y sentirse bienaventurada por ello, si no que salió a la misión. Se olvidó de si misma y salió a darse por entero para ayudar a su prima Isabel y a transmitirle la buena nueva y su alegría.
Nosotros hemos recibido también esa noticia de Dios, la esperanza del próximo nacimiento de nuestro Salvador. Y por lo tanto la menor manera de prepararnos para su nacimiento es compartir esa gran alegría con los demás, siguiendo el ejemplo de la Virgen María. También podemos seguir el ejemplo que nos marcan las lecturas de la Misa para el día de hoy. Dios envió a Elías y a Juan el Bautista para anunciar a todos la llegada del Señor. Ellos eran profetas enviados por Dios. Nosotros también, por el sacramento del Bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes, y por el sacramento de la Confirmación recibimos el Espíritu Santo y se nos envía, como a los discípulos, a anunciar el Evangelio a todas las gentes. Por lo tanto, a ejemplo de la Virgen María, de Elías y de Juan el Bautista, la debemos salir de nosotros mismos, porque ello nos ayudará a prepararnos mejor para el nacimiento de Jesús. Anunciar a todos que Dios viene y que nace en medio de nuestra sociedad, en un tiempo tan convulso como el que vivimos, en el cual se oculta el verdadero Sentido de la Navidad.

Le pedimos a la Virgen María, Madre del Adviento, que interceda por nosotros para que Dios nos dé las armas necesarias para remar contracorriente y cambiar el sentido de la ola relativista que nos envuelve. 

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