1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia
de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración
preparatoria de Ejercicios (EE
46): “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean
puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.”
2. Petición. Pedimos
en la memoria de San Francisco Javier, por las intenciones del Papa Francisco,
también jesuita y misionero de la misericordia.
3. Puntos para orar: Estamos empezando el Adviento, un tiempo de preparar el
corazón y de espera anhelante a la llegada del Señor en la Navidad. Dentro de
pocos días, el martes 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada. Hoy celebramos
también la memoria del gran misionero navarro, español y universal San Francisco
Javier (1506–1552). Desde su conversión en París, estuvo disponible para llevar
el mensaje de la misericordia
allí donde le llevará la voluntad de Dios manifestada a través de la obediencia
a las circunstancias y a sus superiores. Fue uno de los primeros compañeros de
San Ignacio de Loyola que sembró los países del Extremo Oriente, con el anuncio
de la misericordia de Dios para todos los hombres.
Y a nosotros, en nuestros ambientes y
entre nuestros compañeros de profesión, en nuestra familia y entre nuestros
amigos y enemigos, el Señor nos confía también la misma misión que a San
Francisco Javier, la misma que hoy resuena en el evangelio: “id y proclamad que ha llegado el
reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos arrojad
demonios. Gratis lo habéis recibido, dad gratis” (Mt 9,35 – 10,8) Somos testigos de la
misericordia de Dios en nuestras vidas, tantas veces perdonando y
compadeciéndose de mis miserias e infidelidades. Y me invita a ser
misericordioso como él lo ha sido conmigo, anunciando de esa manera su
misericordia.
4. Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con la Virgen. Avemaría.
5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he
recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver
dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer
examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y
proponerme algo concreto para enmendarlo.
6. Jaculatoria para hoy: hacemos nuestro la antífona que se responde al salmo 146: “Dichosos los que esperan en el
Señor”para repetirlo a lo largo de nuestro día e intentar pedir la luz y la
misericordia de Dios en las circunstancias de nuestra vida cotidiana.