9 diciembre 2016. Viernes de la II semana de Adviento – Puntos de oración

Con el calor de la fiesta de la Inmaculada, nuestra fiesta, nos disponemos a caldear nuestro corazón cerca del sagrario en este rato de oración.
Festividad de Santa Leocadia, Virgen y mártir. Leocadia significa “virgen blanca”, y de veras que lo fue esta ilustre toledana de nacimiento, hija de padre griego y de madre toledana. La educaron muy cristianamente. Era muy bella y llamaba la atención por el esplendor de sus virtudes que se manifestaba en todo su comportamiento. Todos admiraban su gran caridad para con los pobres y su fervor en la oración. Sus padres la educaron en el santo temor de Dios y siempre dio ejemplo de cuanto de ellos había heredado.
EL QUE TE  SIGUE SEÑOR TENDRA LA LUZ DE LA VIDA
Seguir al Señor es la mayor aventura de la vida. Seguro que ayer has recordado tu vida de militante al calor de la Inmaculada.
Recorre el salmo responsorial en agradecimiento. Siguiendo los caminos del Señor encontramos la luz para nuestra vida, si no sigues el consejo de los impíos. El Señor protege el camino de los justos para que termine bien.
El evangelio comienza diciendo ‘¿A quién se parece esta generación'?’ Si eso pasa en tiempos de Jesús, ¿cómo será en nuestra generación? Hoy nuestros jóvenes tienen todo, pero no tienen al todo que es Jesús. La historia se sigue repitiendo. La vida se repite. Vemos a gente con fama, con dinero y no es feliz. Jóvenes que lo tienen todo y no son felices. Nos falta desprendernos de nosotros mismos, decirle a Jesús. “Toma mis preocupaciones, que me vacíe de todo para que tú lo llenes.”
Pregúntale a Jesús en este rato de reflexión y de intimidad. Al tiempo que escribo estas ideas me lo pregunto yo mismo. ¿Cómo es mi vida de Adviento y preparación de la Navidad? María se nos presenta en nuestra vida y en la historia como el icono en el que hemos de fijar la mirada.
ü  Contempla a María como mujer de fe.
ü  Contempla a María como mujer de esperanza.
ü  Contempla a María como mujer que dio rostro al amor.
Nadie puede vivir sin amor. Pero no vale cualquier amor para construir la vida. En María se da la explosión más grande del Amor de Dios. Por ella hemos conocido el amor de Dios en concreto. De alguna manera, quien desee aprender a regalar el amor de Dios, tiene que fijarse en María para ver como lo hizo ella. Regalar este amor no está exento de trabajo y de dificultades que a veces hacen sufrir. Pero es en el trabajo, en el actuar, en la entrega de la vida y en el aguantar ante la dificultad donde se aprende a vivir en la esperanza.

Gracias Madre por poder contemplar la cuna vacía esperando a tu hijo

Archivo del blog