“Mi salvación está para llegar” (Is
56, 1)
Avanza el Adviento. La liturgia nos lo recuerda. Y, al
mismo tiempo, crece nuestro deseo de encontrarnos con el Esperado de las naciones, con
nuestro Salvador, con nuestro Rey y Señor, con Jesús-Niño. Isaías, Juan
Bautista, la Virgen nos han ido preparando y continúan alimentando nuestro
deseo del encuentro.
San Bernardo comenta que hay tres Advientos: el bíblico,
que se refiere a la venida de Jesucristo en nuestra carne; el que esperamos al
final de los tiempos, y el que cada uno deberá celebrar en su trayecto humano.
Ante el Adviento bíblico:
CREO
Creo que Dios cumplió sus promesas, anunciadas desde
antiguo por boca de los profetas: que una virgen concebiría un hijo y le
pondría por nombre Emmanuel.
Creo que Dios amó tanto al mundo que en la plenitud del tiempo,
nos envió a su Hijo, no para juzgarlo, sino para salvarlo.
Creo que el Hijo de Dios tomó nuestra naturaleza humana en
el seno de una mujer, María de Nazaret, y que es verdadero Dios y verdadero
hombre.
Creo que el Hijo de María nació en Belén, pasó largos años
de su vida en Nazaret y recorrió los caminos predicando la Buena Noticia de la
salvación.
Creo que Jesucristo se hizo historia para que no cupiera
duda del amor divino hacia todo ser humano.
Creo que Jesucristo vivió entre nosotros y fue testimonio
de la verdad, y la mayor manifestación del amor.
Creo que Jesucristo padeció, murió y resucitó, y vive
glorioso junto a Dios.
Ante el Adviento escatológico:
ESPERO
Espero que Jesucristo será quien vendrá con gloria a
realizar la consumación de su obra bien hecha.
Espero que el universo entero reconozca a quien y por
quien se hizo todo lo que se ha hecho.
Espero que Jesucristo, Señor de vivos y muertos, nos esté
esperando a cada ser humano en el umbral de la vida eterna.
Espero que el hombre verá a Dios y a su Hijo Jesucristo en
la gloria.
Espero que cada persona participará de la vida eterna.
Espero que la creación entera será trono y corona de su
Hacedor.
Ante el Adviento personal:
DESEO
Deseo tener sensibilidad para descubrir el paso del Señor
por mi vida.
Deseo reconocer la visita de Jesucristo a través de las
mediaciones providentes.
Deseo permanecer atento para percibir la presencia de
Jesucristo en quienes me rodean.
Deseo reconocer y adorar la presencia sacramental de
Cristo en la Eucaristía.
Deseo reconocer y tratar con amor la presencia de Cristo
en mi alma.
Deseo acoger la Palabra del Señor en las Escrituras y sus
mensajes en los acontecimientos.
Deseo ser agradecido al don inestimable de estar siendo
habitado por el misterio divino.