10 junio 2019. Lunes X semana T.O. – Bda. Virgen María, Madre de la Iglesia – Puntos de oración


Después de acostado, ya que me quiera dormir, por espacio de un Avemaría pensar a la hora que me tengo de levantar, y a qué, resumiendo el ejercicio que tengo de hacer. (San Ignacio – primera adición – [Ej.73]). 
Al día siguiente: iniciaremos nuestro rato exclusivo con el Señor, poniéndonos en su presencia y recordando la oración preparatoria de san Ignacio: Pedimos gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad [Ej.46]).    
Como primer momento de oración podemos considerar los sentimientos de María al ver a su hijo crucificado, al oír las palabras de Jesús diciendo, primero a ella: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dirá a Juan: Ahí tienes a tu madre. En Juan estamos representados todos. Metámonos en el corazón de la Madre, ¿qué sentiría, en estos momentos? Desgarrado su corazón, entendía que aún en el dolor, su hijo la tiene presente, como nos tiene presentes a todos. Seguramente recordaría, aquella profecía de Simeón, sobre que una espada atravesaría su alma.
Como segundo momento de oración, preparémonos a contemplar a Jesús diciendo: ¡Tengo sed! El lamento de Jesús nos tiene que herir, si no nos hiere pidamos dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí [Ej.203].  Sintamos la soledad de Jesús. Preguntémonos, ¿Cómo hemos podido dejarle solo? El Señor que ha venido a divinizarnos, compartiendo con nosotros su naturaleza divina y nosotros hemos preferido endiosarnos, como en la parábola del dueño del campo, matamos al hijo pretendiendo quedarnos con la herencia.   
Acabemos nuestras reflexiones con un coloquio con Jesús, escuchando el punto de vista de la Madre.  San Ignacio nos lo precisa: el coloquio se hace, propiamente hablando, así como un amigo habla a otro, o un siervo a su señor: cuándo pidiendo alguna gracia, cuándo culpándose por algún mal hecho, cuándo comunicando sus cosas y queriendo consejo en ellas. Y decir un Pater noster.

Archivo del blog