7 junio 2019. Viernes de la VII semana de Pascua – Puntos de oración


Tras acabado el pequeño refrigerio, que el Señor les ha preparado tras la pesca milagrosa, me imagino en mi oración personal, al Señor paseando con Pedro por la orilla del lago de Tiberiades..., y haciéndole esa triple pregunta fundamental, que hoy escuchamos en el evangelio:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Son las tres preguntas del examen del amor…, y es que la caridad es lo que le hará pastor supremo de la Iglesia.
Y no se contenta el Señor con preguntarle una sola vez, sino que lo hace por tres veces consecutivas…
¿Qué pretende el Señor con esto? Creo que es sencillo de entender, quiere reparar..., amar..., y conquistar el corazón de Pedro...; pues si por tres veces lo negó, por tres veces tendrá que afirmar su amor hacia el Maestro…
  ¡Que diferente aparece este Pedro, de aquel Pedro de la noche de la Pasión...! Ha sido necesario que experimentara su debilidad y palpara su miseria, para que ahora reaccionara con humildad y confianza…
  Todos nosotros, creo, que tenemos experiencia de la presunción y de la soberbia de Pedro..., pero no sé si todos tenemos la misma experiencia de su reparación y de su amor al Maestro… Hoy puede ser un buen día para que, mirando hacia atrás, y contemplando nuestra pequeñez y miseria..., nos dispongamos a edificar el futuro en la confianza y el amor…
  Hagamos la experiencia escuchando en nuestro interior las palabras del Maestro: “¿Me amas...?, ¿me quieres...?”
  Y respondamos desde la verdad de nuestra conciencia: ¡Señor, cuántas veces te he traicionado..., te he abandonado..., te he pospuesto por otros intereses que no eras Tú...! Pero ahora, en estos momentos, y estando en tu presencia, quiero y deseo reiterarte mi amor… No dejes de aceptarlo y transformarlo de temporal en eterno..., de caduco en perpetuo..., de humano en divino…
  Benditas miserias pasadas, que ahora me hacen saborear estas primicias presentes y eternas..., pues solo mi amor se consolida en Cristo Jesús, Señor nuestro...

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